Desde los inicios de la humanidad, el hombre ha aprendido a trabajar en comunidad para sobrevivir a las inclemencias del clima, la naturaleza, los depredadores y otros seres humanos. Es así como las familias se convirtieron en tribus y luego en asentamientos, hasta convertirse en las ciudades que conocemos hoy.
Vivir en comunidad tiene muchas ventajas. Sin embargo, en muchas ocasiones no valoramos a quienes están a nuestro alrededor y nos quejamos de los demás sin darnos cuenta que justamente, gracias a esta gran comunidad, tenemos muchas comodidades.
Vivir en grandes grupos nos permite comunicarnos rápidamente, alimentarnos y ayudarnos, sin que nos implique grandes esfuerzos y de la misma forma ocurre cuando oramos en comunidad.
Apoyarnos unos a otros en la oración tiene grandes frutos gracias a la llamada comunión de los santos, la comunidad más grande e importante que un cristiano puede tener. Sin embargo, pareciera que no fuésemos conscientes del poder de la oración y de la intercesión y nos quedamos rezando solos, como si fuese por nuestras fuerzas que se hacen los milagros.
Es cierto que debemos hacer nuestra oración a Dios en lo oculto, solo para los ojos del Padre, sin embargo, no podemos confundir la humildad de rezar en secreto, con la intercesión y la oración en comunidad.
Recemos juntos, en familia, en nuestra iglesia, con nuestros amigos o con nuestra comunidad espiritual. Dios nos escucha siempre, pero si somos más, podemos ser también más persistentes y eso agrada al Señor.
Si no tienes con quien rezar, te invito a que te sumes a una Jornada de Oración Urgente que hago con todos mis pacientes y alumnos del Diplomado en Sanación Interior en la que oramos por la sanación de nuestras heridas emocionales de la infancia que afectan nuestra vida adulta.
Si quieres conocer más sobre este Diplomado y cómo acceder a nuestros grupos de oración, envíame tu mensaje por WhatsApp al +571 580 6849 para que aproveches lo que orar en una comunidad puede hacer por tí.