El episcopado de Estados Unidos se encuentra profundamente dividido ante la discusión generada sobre si se debe dar la comunión a políticos que abiertamente defienden el aborto. Y precisamente este debate ha subido de tono con la llegada a la presidencia de Joe Biden, que se declara católico practicante mientras apoya decididamente el aborto hasta el momento antes del nacimiento.
Durante los últimos meses, varios obispos se han manifestado públicamente en contra de que Biden pueda comulgar al ser un pecador público por su encendida defensa del aborto. Otros, sin embargo, defienden que como católico pueda recibir el cuerpo de Cristo.
Esta división llegó a Roma y la Congregación para la Doctrina de la Fe envió una carta al arzobispo Gómez, presidente de la Conferencia Episcopal de EEUU, para lograr unidad pero el escrito del cardenal Ladaria ha logrado lo contrario. Entre otras cosas, el texto señala que una postura oficial sobre este asunto “tendría que expresar un verdadero consenso de los obispos sobre el asunto, observando al mismo tiempo el requisito previo de que cualquier disposición de la Conferencia en este ámbito respete los derechos de los Ordinarios individuales en sus diócesis y las prerrogativas de la Santa Sede”.
Pero este consenso no existe ni está cerca de lograrse. La Conferencia Episcopal de Estados Unidos, presidida por el arzobispo de Los Ángeles, tenía ya en su agenda el debate para la redacción de un documento de trabajo sobre la dignidad de la Eucaristía y donde se abordaría la cuestión de la comunión de los políticos proabortistas.
Sin embargo, en una decisión sin precedentes 67 obispos han firmado una carta que han enviado al presidente del episcopado en la que le piden que frene el debate sobre esta cuestión y lo posponga.
Los cardenales Tobin y Cupich quieren frenar el debate sobre la comunión a políticos proabortistas
Entre los firmantes hay cuatro cardenales en activo. Se trata de Gregory (Washington), Cupich (Chicago), Tobin (Newark) y O´Malley (Boston), tres de ellos nombrados por Francisco en los últimos años.
Sin embargo, el episcopado estadounidense es mucho mayor. En total hay 434 obispos, de los que 274 están en estos momentos en activo, por lo que los firmantes de la misiva aunque numerosos son minoría. Cabe destacar que entre los cardenales en activo no firmantes se encuentran Dolan (Nueva York) y Di Nardo (Galveston-Houston).
Las explicaciones de Gómez
Ante la enorme polémica generada, monseñor José Gómez, arzobispo de Los Ángeles, pastor de una archidiócesis con 11 millones de habitantes (4 millones de católicos), más grande que cualquier otra del país, ha explicado por qué sigue adelante con el debate y votación de este posible documento que dejaría en evidencia a Biden y otros políticos.
Tal y como recoge Catholic News, Gómez ha enviado un memorando al resto de obispos en el que explica que el Comité Administrativo, formado por todos los presidentes de los comités y un representante de cada región episcopal, aprobó en marzo y lo agendó para la asamblea de la primavera la solicitud que presentó el obispo Rhoades, de Fort Wayne-South Bend (Indiana), el debate para la posible redacción de un documento que examine “el sentido de la Eucaristía en la vida de la Iglesia”.
Precisamente, este obispo que presidente el Comité de Doctrina sería el encargado de redactar el documento si fuera aprobado en la asamblea telemática que debe celebrarse en los próximos días, y cuyo debate quieren evitar los obispos que han redactado la carta.
Los obispos de la misiva que piden frenar el debate escribieron: «instamos respetuosamente a que toda la discusión y el trabajo de los comités en toda la conferencia sobre el tema de la dignidad eucarística y otras cuestiones planteadas por la Santa Sede se pospongan hasta que todo el cuerpo de obispos pueda reunirse en persona«. Y es que afirman que por Zoom el debate queda muy limitado.
El Arzobispo José Gómez, de Los Ángeles, preside en estos momentos la Conferencia Episcopal de EEUU
Sin embargo, Gómez defiende que simplemente ha seguido los procedimientos habituales que se llevan a cabo a la hora de preparar cualquier documento. Las reglas de la Conferencia Episcopal requieren que primero se le pregunte al cuerpo de obispos si debe emitir un documento sobre un tema en particular. El obispo Rhoades dio ese paso al pedir al Comité Administrativo que incluyera este asunto en la agenda de primavera para discutir tal cuestión. El comité estuvo de acuerdo.
El proceso, explica el memorando, implica la creación de un «Punto de acción» para que los obispos lo consideren. “Es importante destacar que el Ítem de Acción no le pide al organismo que apruebe una declaración final, sino solo si puede comenzar la redacción de un texto”, explica el memorando.
De este modo, este texto explica que si se aprueba la acción, el comité de doctrina comenzaría su trabajo, sujeto al “proceso habitual de consulta, modificación y enmienda” de la conferencia cuando se presente para su consideración en una futura asamblea general. “Como notará, el enfoque de este documento didáctico propuesto es la mejor manera de ayudar a las personas a comprender la belleza y el misterio de la Eucaristía como el centro de sus vidas cristianas”, escribió el arzobispo Gómez.
El apoyo de dos arzobispos al presidente de la Conferencia Episcopal
Dos arzobispos importantes se han manifestado estos días en apoyo de Gómez sobre continuar adelante con este debate en la asamblea general de junio. Se trata de Aquila (Denver) y Cordileone (San Francisco).
El arzobispo Aquila dijo que «ha habido algunos que han tergiversado» lo que decía la carta del cardenal Ladaria, «pero quedó claro que el plan de la Conferencia Episcopal para discutir y debatir este importante tema está justificado y alentado».
“En contraste”, continuó, “la publicación de la carta pidiendo que se detenga la discusión en nuestra reunión de junio sobre este tema vital corre el riesgo de crear una atmósfera de faccionalismo, en lugar de unidad entre los obispos”.
Por su parte, el arzobispo Cordileone dijo que estaba «profundamente afligido por la creciente acritud pública entre los obispos y la adopción de maniobras a puerta cerrada para interferir con los procedimientos aceptados y acordados por la Conferencia Episcopal».
“Aquellos que no quieran emitir un documento sobre coherencia eucarística deben estar abiertos a debatir la cuestión de manera objetiva y justa con sus hermanos obispos, en lugar de intentar descarrilar el proceso”, dijo el arzobispo Cordileone.
El arzobispo de San Francisco añadió que esperaba un «diálogo sereno», como instó el cardenal Ladaria en su carta, durante la próxima asamblea general de junio, «para que podamos discernir ‘el mejor camino a seguir para que la Iglesia en los Estados Unidos testifique sobre la grave moral responsabilidad de los funcionarios públicos católicos de proteger la vida humana en todas las etapas».
Javier Lozano / ReL.