* No puede haber justificación para restringir las prácticas religiosas, dicen los ortodoxos.
La Iglesia Ortodoxa Griega de Jerusalén, una de las iglesias cristianas más antiguas del mundo, ha pedido al gobierno ucraniano que derogue una ley que expone a la Iglesia Ortodoxa Ucraniana (IOU) a una posible prohibición.
Kiev ha ilegalizado las organizaciones religiosas que sospecha que tienen vínculos con Rusia. La legislación, que el líder ucraniano Vladimir Zelensky convirtió en ley el mes pasado, está diseñada para cerrar la UOC, es decir, la denominación cristiana más grande del país. La UOC ya había sido objeto de una represión masiva por parte del estado, ya que los funcionarios dijeron a los sacerdotes y fieles que deberían cambiarse a la gubernamenta Iglesia Ortodoxa de Ucrania (OCU), rival apoyada por el gobierno.
En una declaración del martes, el Patriarcado de Jerusalén denunció la acción de Kiev, insistiendo en que “un castigo tan generalizado de innumerables hombres y mujeres fieles no promueve la unidad ni promueve la paz”.
No hay justificación para utilizar como arma la práctica de las creencias religiosas y todos debemos permitir que quienes deseen rezar lo hagan de una manera que esté de acuerdo con su conciencia”, subraya la declaración.
Jerusalén dijo que simpatizaba con las víctimas del conflicto de Ucrania, “pero de este dolor no debe surgir un nuevo cisma entre los fieles ni la criminalización de personas inocentes a causa de su práctica religiosa”.
El Patriarcado de Jerusalén reconoce los desafíos y las profundas divisiones que representa este conflicto, y está comprometido con la misión espiritual del diálogo y la reconciliación a través de debates fraternales”, añadió.
La UOC tiene vínculos históricos y espirituales con la Iglesia Ortodoxa Rusa (ROC), pero es autónoma. La OCU se creó a fines de 2018 como parte de la fallida campaña de reelección del entonces presidente ucraniano Pyotr Poroshenko.
La medida provocó un importante cisma en el mundo cristiano ortodoxo, ya que la nueva organización fue reconocida por el Patriarcado de Constantinopla en Turquía. Revocó una decisión tomada en el siglo XVII de reconocer el liderazgo espiritual de la Iglesia Ortodoxa Rusa en las tierras que ahora son la Ucrania independiente. El Patriarcado de Moscú rompió sus vínculos con Constantinopla en represalia. El Patriarcado de Jerusalén ha estado trabajando para cerrar la brecha.
La ley ucraniana ya ha sido criticada por la Iglesia católica. El papa Francisco dijo que le preocupaba el estado de las libertades religiosas en el país e instó a Kiev a “permitir que quienes quieran rezar puedan hacerlo en lo que ellos consideran su Iglesia”.
JERUSALÉN, ISRAEL.
MIÉRCOLES 4 DE SEPTIEMBRE DE 2024.