Termina un auténtico annus horribilis, la epidemia ha destapado muchos puntos débiles de nuestras sociedades, y de la iglesia y el Vaticano. El Papa Francisco ha pasado a un pontificado ‘on line’, después de tantas críticas a la dependencia de los ‘telefoninos’, nos hemos quedado con frías audiencias públicas, sin público, el altar papal vacío, se han suprimido todos los viajes. El Vaticano sacudido por un escándalo permanente que no parece querer terminar. Las soledades de un pontífice ‘enjaulado’. Peregrinaciones por la Via del Corso para rezar frente al crucifijo milagroso y a los pies a la ‘Salus’. Las complicaciones cardenalicias de McCarrick, la dimisión de Becciu. El silencio cómplice ante el favor pontificio a las uniones civiles para parejas homosexuales. La renovación del acuerdo secreto entre la Santa Sede y el gobierno comunista de la República Popular China. Y esto, solo por señalar algunos hechos más relevantes.
Circulan temores, muchos, de los trabajadores del Vaticano. El Papa Francisco ha repetido que no se despedirá a nadie, pero se están usando todos los retorcimientos de la ley, parece que no hay despidos, por ahora, pero cobrar a fin de mes es cosa distinta. Esta mañana hemos atravesado una fría plaza de San Pedro desierta, no hay nadie, y no hay bolsillos que dejen caer sus euros ante las mil ofertas turísticas del Vaticano y sus alrededores. Museos cerrados, las villas cerradas, los negocios renegociando sus rentas, cafeterías y restaurantes desiertos, las donaciones desaparecidas, las pocas reservas diezmadas.
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Por poner un ejemplo que está a la vista de todos, los museos están con las puertas cerradas, son casi un millar de empleados los que cuelgan. Los laboratorios de restauración siguen sus actividades y unos 50 empleados están presentes todos los días para el servicio ordinario y de mantenimiento, la mayoría está «en casa» siguiendo turnos. El problema es que se está aplicando un extraño concepto de «horas no trabajadas», y se está solicitando su restitución en los casos en que no se puedan recuperar. Los que han madurado en estas fechas la edad de jubilación deben restituir «los periodos de servicio no cumplidos» y se les ha pedido que paguen, para ‘suavizar’ las horas negativas, montos que ascienden a miles de euros para poder jubilarse. Los empleados de los Museos Vaticanos siguen acumulando horas negativas, nos suponemos que en otros departamentos está pasando lo mismo, y todo acompañado por el silencio institucional. Por si los males fueran pocos nos dicen que además del presidente del gobernatorato, Bertello, todos los empleados de la Oficina de la Presidencia han dado positivo.
Hoy contamos con varios artículos sobre la aprobación del aborto en Argentina y la posición del Papa Francisco y de los obispos locales en este tema. Valli nos trae un artículo de Rubén Peretó, que de Argentina lo sabe todo: «Hoy se aprobó en Argentina la ley sobre el aborto, una de las más permisivas del mundo, que lo permite incluso hasta el noveno mes de gestación, cuando se ve comprometida la «salud integral de la embarazada». Más allá de todas las consideraciones morales que conocemos, fue una derrota humillante para el Papa Francisco, ya que el hecho ocurrió en su país y fue promovido por el partido político al que apoyó de todas las formas posibles. Peor aún, quienes promovieron y votaron el proyecto de ley fueron sus propios amigos. Esto no es una interpretación; eso es lo que dicen las cifras brutas de los votos. El 70% de los diputados peronistas y el 68% de los senadores de ese mismo partido votaron a favor del proyecto. El partido centrista, el mismo partido que el Papa Francisco maltrata continuamente y por el que alimenta un profundo resentimiento de clase, votó ampliamente en contra de la ley en ambas cámaras. En resumen, el aborto legal en Argentina es obra de los amigos de Bergoglio». «El Papa Francisco, en el mejor de los casos, es un político mediocre, incapaz de evitar que una derrota tan aplastante se inflija a la Iglesia y a él mismo. Y en el peor de los casos, es un cínico al que le importa poco o nada la aprobación de una ley penal». «En la propia curia vaticana supo rodearse de personajes inútiles y de la peor raza moral: Battista Ricca, Gustavo Zanchetta, Edgar Peña Parra y Fabián Pedacchio son un completo ejemplo de la especial predilección pontificia por personajes con conocidas debilidades».
Nada mal para terminar un annus horribilis que puede quedar oscurecido por lo que está por venir. Hemos que aprender a ver detrás de todo, incluso de la pandemia, la mano de Dios que solo quiere nuestro bien. Hoy es un día para dar gracias por este año que termina, junto con la Madre Teresa: “No hay mejor manera de demostrar nuestra gratitud a Dios y a los hombres que aceptarlo todo, incluso los problemas, con gozo”. No olvidemos rezar el Te Deum en las horas que nos quedan de 2020 e invoquemos al Creator Spiritus sobre el 2021 que comenzaremos.
«En la Palabra había vida, y la vida era la luz de los hombres.»
Con información de InfoVaticana/Specola