El cardenal vienés Christoph Schönborn ha pedido moderación a la hora de juzgar los matrimonios fallidos. El divorcio de sus propios padres le enseñó que no tenía derecho a tal juicio, escribió el purpurado en un artículo publicado en el periódico «Krone». Además ha advertido que nunca deben usarse a los hijos en contra del otro cónyuge.
El cardenal indicó que probablemente no exista una respuesta universalmente válida a la pregunta de si los padres deben permanecer siempre juntos si están en constante conflicto y su relación se ha convertido en una «institución de vida recíproca», como dijo en una ocasión el dramaturgo austriaco Johann Nestroy (1801-1862).
Si un matrimonio tiene éxito, puede nacer «algo de lo más bello dentro de lo que hay en este doloroso mundo», dijo Schönborn. Esta unión contraída ante Dios es mucho más que un contrato en un papel.
«Haz un esfuerzo por no desprestigiar a la otra persona delante de tus hijos».
Sin embargo, a menudo los matrimonios no tienen éxito, señaló el cardenal. El factor decisivo es, pues, el comportamiento de ambos padres hacia sus hijos. «Esfuérzate por no menospreciar a la otra persona delante de tus hijos. Siempre te lo agradecerán», apeló Schönborn. Los padres no deben «nunca, nunca, nunca utilizar a los hijos como rehenes» contra el otro cónyuge, incluso en disputas acaloradas, subrayó el cardenal. Los niños no deberían tener que soportar la carga de una separación.
Hugo-Damian Schönborn (1916-1979) dejó a su esposa Eleonore (101) y a sus cuatro hijos tras un matrimonio infeliz. En 1958, ambos se divorciaron de forma amistosa; el futuro cardenal Schönborn tenía entonces 13 años.
Katolisch/InfoCatolica