Una supuesta ‘segunda ola’ de casos de Covid ha llevado al gobierno de Macron ha prohibir las Misas en Francia y restringir al máximo la celebración de bodas y funerales. Los católicos franceses han reaccionado con marchas y protestas en varias ciudades.
Este pasado fin de semana, los fieles han salido de casa desafiando las nuevas medidas del gobierno Macron para congregarse frente a las iglesias a rezar, demandado en silencio su derecho al culto tras los atentados anticristianos islamistas de las últimas semanas.
De Nantes a Versalles, los fieles subrayan con su desafío a las disposiciones de las autoridades que no van a permitir pasivamente que les arrebaten lo que consideran más preciado; dicen con su actitud, como los mártires romanos de la antigüedad, “sine dominico non possumus”.
Muchos incluso han llevado el desafío a las redes sociales, mostrándose a sí mismos en estas manifestaciones que vulneran la legalidad reciente, asumiendo el riesgo de sanción por oponerse a una ley que consideran inicua.
Entre los obispos alguno ha habido que trata de buscarle las vueltas al nuevo decreto para encontrar lagunas o interpretaciones que permiten cierto espacio de libertad religiosa. Así, el obispo de Bayona, Marc Aillet ha escrito: “Nada impide a los sacerdotes celebrar la Santa Misa en lugares de culto que permanezcan abiertos, y nada impide a los fieles entrar individualmente en las iglesias. Es la organización de las ceremonias religiosas lo que se considera sospechosa”.
Con infroamción de InfoVaticana/Carlos Estaban