La paternidad en nuestros tiempos

Elsa Méndez

¿Los padres debemos ser amigos de nuestros hijos? Es una pregunta que muchos padres de familia se hacen el día de hoy. La razón es que existen nuevas visiones respecto a la educación moderna que promueve fomentar el diálogo, la confianza e incluso evitar el conflicto.

El diálogo y la confianza debe fomentarse con nuestros hijos, sin embargo, esto no implica dejar de ser padres, de ser autoridad. La paternidad implica jerarquía, y esto no es malo, al contrario, nuestros hijos requieren el apoyo y el respaldo en una figura fuerte.

La paternidad no es amistad, ya que la amistad se da entre iguales. La relación entre padres e hijos requiere jerarquía. Está visión ha estado presente en cada etapa de la historia de la humanidad y en cada región de nuestro mundo. Y funciona porque permite a cada hijo tener la oportunidad de ser protegido, de ser guiado y de ser corregido para aprender de la experiencia construida por generaciones.

Pero la jerarquía no sólo tiene que ver con la autoridad, tiene que ver también con nuestra biología. El ser humano es de las pocas especies que no puede valerse por sí mismo cuando nace y durante varios años de su vida, requiere de una familia. Una familia donde los padres cuidan y guían a este nuevo ser humano.

Pretender quitar esta jerarquía, además de que es contra nuestra propia naturaleza, deja en un estado de vulnerabilidad a nuestros hijos.

Existe una visión que trata poner en contra la autoridad de los padres con los derechos de los niños. Está es una visión marxista que ha puesto en contra a clases sociales, que ha puesto en contra a mujeres y hombres, y ahora pretende poner en contra a padres contra hijos.

A su vez, existe una visión woke que pretende que los niños sean autónomos en la toma de decisiones, en especial respecto a su sexualidad, disfrazando esta falacia como un derecho y dejando en completa vulnerabilidad emocional y física a la niñez.

Y, por si fuera poco, en el ámbito gubernamental se ha instalado una visión individualista de las políticas y programas, separando las políticas de niñez, las políticas de mujeres, las políticas de juventud, dejando de lado una visión muy importante, que es la visión familiar. No se puede promover los derechos de la niñez sin contemplar su núcleo familiar.

La autoridad, que con amor ejercemos los padres, no es le problema. El problema es la permisividad que deja vulnerable a nuestros hijos ante la visión marxista, la visión woke y la visión individualista.

En respuesta a estos tiempos modernos, debemos ser claros. Los retos en cada época pueden cambiar, por ejemplo, en la actualidad tenemos el reto de las nuevas tecnologías y el aumento de la violencia en las aulas, eso es cierto. Lo que no debe cambiar es la estructura, la visión y los fines de la paternidad, porque es justo esa la que nos ayudará a cuidar a nuestros hijos ante estos retos. Los padres de familia debemos ser consistentes con esta visión. Nuestra paternidad ayuda a nuestros hijos a transmitirles valores, a protegerlos de los retos actuales y a prepararlos para el futuro. No seamos amigos de nuestros hijos, no dejemos que la permisividad los afecte. Seamos padres, seamos guía, seamos autoridad, seamos ese espacio seguro y amoroso que nuestros hijos necesitan.

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