El ex sacerdote Fernando Karadima, símbolo de los abusos sexuales a menores en Chile y expulsado del sacerdocio, murió a los 90 años de edad, confirmaron este lunes a Efe algunas de sus víctimas en las décadas pasadas.
Karadima ha muerto en la residencia de ancianos San Juan de Dios, en Santiago, debido a una bronconeumonía, insuficiencia renal, diabetes e hipertensión arterial, según consignaron medios locales con base al certificado de defunción.
En 2010, se dio a conocer a la opinión pública la existencia de una serie de denuncias en contra de Karadima por abusos sexuales. El proceso civil, que había sido inicialmente archivado, fue reabierto tras ser declarado culpable de abusos sexuales en 2011 en el proceso canónico paralelo. El Papa Francisco le expulsó del sacerdocio el 27 de septiembre de 2018.
Juan Carlos Cruz, James Hamilton y José Andrés Murillo, tres de las víctimas, han emitido un comunicado en las últimas horas. Cruz, un viejo conocido en estas páginas, ha colgado el escrito en la red social Twitter:
“Ha muerto Fernando Karadima, exsacerdote católico que abusó sexual y espiritualmente de muchas personas, entre ellas, nosotros. Todo lo que teníamos que decir de Karadima está dicho. Él era un eslabón más de esta cultura de perversión y encubrimiento en la iglesia. Nosotros estamos en paz y sólo nos mueve seguir luchando para que estos crímenes no vuelvan a pasar y por tantas personas que lo han vivido y que aún no tienen justicia”.
El arzobispado de Santiago de Chile, por su parte, también ha emitido un comunicado al respecto: “El Arzobispado de Santiago ha tomado conocimiento de la muerte de Fernando Karadima. Acompañamos de cerca a las víctimas sobrevivientes y a sus familias, pidiéndole a Dios misericordioso que pueda sanar el dolor causado a todos quienes han sufrido. Al mismo tiempo, como arzobispado reafirmamos nuestro compromiso para seguir trabajando en la promoción de ambientes sanos y seguros al interior de la Iglesia”.
No hubiera estado mal que, como Iglesia, hubieran pedido una oración por el alma del fallecido. Desde aquí lo hacemos.
Requiem aeternam dona ei Domine.
Et lux perpetua luceat ei.
Requiescat in pace.
Infovaticana,