Hace veinticinco años los secretos del caso Nada Cella también llegaron a un confesionario. Y hoy está convencido la fiscal de Génova, que dentro de la Curia Chiavarese había quienes conocían detalles potencialmente cruciales para la solución del misterio de la secretaria de 24 años, asesinada el 6 de mayo de 1996 en el despacho del contador Marco: Soracco en via Marsala número 14.
Para los investigadores, la conciencia en los círculos religiosos es mucho más que una mera hipótesis. Tanto es así que en las últimas semanas, la fiscal adjunta, Gabriella Dotto, titular del nuevo expediente por homicidio voluntario donde se ha ingresado el nombre de la ex maestra Annamaria Cecere, de 53 años, ha interrogado a unos diez sacerdotes.
El motivo del asesinato en opinión del investigador son los celos. «Porque – insisten los investigadores – Annalucia, pensando en casarse gracias a su atractivo, quiso ocupar el lugar de Nada tanto en el despacho de Soracco como en el corazón de esta última, que tenía predilección por su empleada aunque no fuera remunerada». El mismo Soracco, ahora de sesenta años, recibió a su vez un aviso de garantía en el contexto de las nuevas investigaciones junto a su madre de 89 años, Marisa Bacchioni: para ambos el cargo son «declaraciones falsas al Ministerio Público», ya que habría engañado los hallazgos directamente sobre Cecere.
La investigación, recordamos, se ha reiniciado gracias a la abnegación de la criminóloga Antonella Pesce Delfino y la abogada Sabrina Franzone, quienes asisten a la madre de Nada Silvana Smaniotto y han presentado una solicitud para que se revisen todas las pruebas.
Sin embargo, el dato más significativo que surgió ayer es el de los interrogatorios de sacerdotes, un paso importante para los magistrados que tienen que responder preguntas inquietantes: ¿quién, en Chiavari y más allá, tenía información importante sobre el asesinato? ¿Por qué no los compartió con la policía? Y de nuevo: a la luz de algunas anomalías encontradas al releer los periódicos hoy, ¿es posible plantear la hipótesis de que el sospechoso actual tenía un confidente, un topo?
Fuentes investigadoras calificadas confirman que al menos un sacerdote admitió haber recibido noticias en el verano del ’96. Sin olvidar que los policías del equipo móvil están volviendo a estudiar algunas escuchas telefónicas antiguas: parecen demostrar que Cecere estaba en parte al tanto de lo que estaban haciendo los investigadores, habiendo sido investigada incluso entonces.
El día antes del registro de su apartamento, por ejemplo, se puso en contacto compulsivamente con varios abogados y les pidió a sus amigos nombres legales. Previamente se presentó en el cuartel gritando «si no niegas mi participación, me llevaré a mi bebé (de una relación anterior, ed) y me mataré». Y en los mismos días se había puesto en contacto con Marco Soracco, en ese momento el principal sospechoso, sobre los usuarios domésticos, para insultarlo. «Mira, no me gustas, me enfermas», dijo la ex maestra según consta en los registros del arma. Ahora Mobile quiere entender la razón por la que Cecere arremetió contra Soracc o , en la hipótesis de que se preestablecía una especie de coartada, imaginar que el contable fue interceptado.
Según los periódicos, hace 25 años, según informaron los periódicos, su extrañeza a los hechos fue anunciada por un comunicado de prensa del fiscal jefe de Chiavari Gio Batta Coppello: con base en el informe de su colega Filippo Gebbia, quien estuvo en Encargado de las investigaciones, comunicó «la presentación segura de Annalucia Cecere». Y todavía. alguien sabía de su posible implicación, incluso en la Curia. Por lo tanto, en el noveno piso del Palacio de Justicia, donde se encuentra la Fiscalía, los sacerdotes se reunieron frente a la Fiscalía durante varios días, esperando ser escuchados.
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