Aprovechando el río revuelto que ha provocado el coronavirus en el mundo, muchos gobiernos y movimientos de izquierda han aprobado leyes aberrantes que atentan no sólo contra la integridad de la familia, sino contra la misma integridad antropológica que nos ha definido por siglos.La ideología transgénero ha entrado en guerra contra todo aquello que la deslegitima y deja en evidencia. La ciencia, en este caso la biología, va en dirección contraria a la idea tan irracional de borrar los sexos, y por ello es simplemente ignorada. Los promotores de la “ideología estúpida”, es decir transgénero, es desmantelar todo concepto e institución que muestre la realidad. Y la familia es el objetivo prioritario.
Muchos políticos, gobiernos, e incluso algunos miembros de la Iglesia como la mayoría de los obispos alemanes y los jesuitas se están sumando con entusiasmo a esta ideología y quieren imponer un “lenguaje inclusivo”, que no es otra cosa que borrar el lenguaje que expresa la realidad de las relaciones familiares como padre o madre, hermano y hermana, hijo o hija, marido, esposa, o yerno o nuera.
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Ya desde la década de 1970 Shulamith Firestone afirmaba: “Se ha hecho necesario liberar a la humanidad de la tiranía de la biología” y “eliminar la distinción de sexo en sí misma de modo que las diferencias genitales entre los seres humanos ya no importen culturalmente”.
Lo central de este mensaje es que las manifestaciones masculinas y femeninas del cuerpo humano ya no deben ser reconocidas legalmente ni valoradas culturalmente. Este embate que se ha dado en las últimas décadas busca arribar a una sociedad sin género.
La feminista Firestone hizo una predicción. Dijo que cuando la biología fuera sometida y la «transexualidad» se convirtiera en la norma legal y cultural, «el vínculo de sangre de la madre con el hijo eventualmente se rompería» y seguiría la «desaparición de la maternidad». Y justamente es lo que se pretende: la marginación legal de madres, padres y familias por la fuerza de la ley.
Si llegara a desaparecer el género mujer, legalmente también lo harían las madres porque “madre” es una designación específica de sexo. Lo mismo ocurre con los padres. Si no hay dos sexos específicos y perceptibles que puedan ser reconocidos por la ley, entonces se vuelve difícil definir o defender a las madres y los padres, desaparecerán sus derechos parentales, no solo se cuestionará sino que se eliminará la pertenencia de los hijos a sus padres y es ahí donde entrará el Estado para “custodiar” a esos menores quitando a los padres de familia la patria potestad.
Como podemos ver, esta ideología claramente satánica usa el ámbito semiótico, específicamente el lenguaje, como su arma principal de batalla. ¿Acaso no fue el lenguaje mentiroso con el que la serpiente engaño a Eva y al entrar el pecado en el mundo vino la catástrofe? Pues estamos exactamente en la misma situación, la serpiente transgénero nuevamente seduce, engaña, promete que seremos libres, como Dios, pero no hace sino conducir a la humanidad a su peor desintegración.