«Estamos cumpliendo el plan, Foro de Sao Paulo. El plan va como lo hicimos». Estas son algunas de las palabras públicas de Nicolás Maduro que rescata el documental Desenmascarando al Foro de Sao Paulo, realizado por la Fundación Disenso y presentado el pasado viernes. En él, diversas personalidades del mundo político y periodístico de países como Venezuela, Brasil, Cuba, Italia o España —conocidas por sus posicionamientos ideológicos y su combate dialéctico contra los postulados de la izquierda—, denuncian un movimiento internacional diseñado para introducir políticas de inspiración marxista y contrarias a la libertad en diversos Gobiernos, con la intención de desestabilizar las democracias liberales desde dentro.
La idea general que trata de poner sobre la mesa el documental es simple. Desde hace tres décadas, diversos movimientos de extrema izquierda, auspiciados directamente por Fidel Castro, han tenido como objetivo introducirse en las instituciones y la opinión pública de países iberoamericanos para desestabilizar sus sistemas. El hecho de que todo parte de la iniciativa de Castro, además, es fundamental. Así lo asegura la escritora cubana y colaboradora de esta casa Zoe Valdés, que también señala que sus objetivos son tanto «ideológicos como políticos y criminales». Junto a ella, toman la palabra otras muchas personalidades, algunas bastante relevantes en el panorama español, como Santiago Abascal, líder de Vox, o Hermann Tertsch, periodista y europarlamentario de la misma formación.
La cosa habría comenzado en los años noventa cuando tanto Castro como Lula da Silva habrían impulsado esta plataforma internacional con la intención de extender su influencia ideológica sobre sus vecinos en el continente. «La desaparición de la URSS fue clave porque se quedaron sin una gran potencia que les respaldase», explica María Corina Machado, exdiputada venezolana. «Castro quería ser un Bolívar posmoderno. Ser el líder de Sudamérica», añade Valdés. En ese sentido, pronto habrían cobrado fuerza dos vertientes bien diferenciadas: la brasileña, de Da Silva, y la venezolana de Chávez. Nicolás Maduro, formado en Cuba, habría sido colocado en el régimen chavista gracias a la influencia de Castro. Su metodología bebería de la influencia de Gramsci y se habría centrado en introducir la ideología marxista a través del ámbito cultural, sobre todo desde las universidades, tratando de influir en la educación de los jóvenes antes que en la conciencia social de la clase trabajadora. Además, el documental denuncia su «financiación criminal a través del narcotráfico», lo que les permitiría dar apoyo a tantos grupos de extrema izquierda en tantos países.
Desde la Fundación Disenso hablan de la necesidad de «presentar la batalla cultural» contra la hegemonía de la izquierda radical, razón por la que están llevando a cabo seminarios y realizando documentales como el que acaban de presentar. En línea con ese discurso, Eduardo Bolsonaro, abogado y político brasileño, hijo de Jair Bolsonaro, actual presidente de Brasil, aparece en el vídeo denunciando una asimetría en el trato mediático que reciben unos discursos en comparación con otros. «A nosotros nos acusan de llevar a cabo discursos de odio, pero a ellos no les dicen nada», se queja. En general, su idea parte de la base de que la ideología marxista ya se ha infiltrado en la base cultural de muchas democracias liberales, hasta el punto de «secuestrar» causas mayoritarias para utilizarlas en su propio beneficio. Para ilustrarlo, mencionan el movimiento Black Lives Matters, una causa defendible por la gran mayoría de la población pero capitalizada por los Antifa.
Por otro lado, los diversos escándalos de corrupción que empiezan a salpicar a muchos de los miembros del Foro de Sao Paulo habría llevado a la plataforma a buscar un lavado de cara. Así habría nacido el Grupo de Puebla, al que están vinculadas algunas personalidades relevantes españolas como el expresidente José Luis Rodríguez Zapatero o la ministra Irene Montero.
La intención de las personas que aparecen en el documental es «crear conciencia en occidente del peligro real que suponen estas organizaciones criminales». Entre el resto de sus denuncias, por ejemplo, la más repetida es el vínculo entre el régimen venezolano y Podemos, en España, partido que habría sido financiado con la intención de extender la red de influencia del Foro por Europa a través del país peninsular. «La sola presencia de Zapatero en el Grupo de Puebla nos demuestra sus intenciones en España». Por otro lado, también insisten en su ideología marcadamente radical. «No son socialdemócratas al estilo escandinavo. Son mucho más agresivos». Grupos de extrema izquierda, enemigos de la democracia y con claras pulsiones autoritarias.
«Quienes defendemos la libertad, el Estado de derecho y la autonomía de las naciones debemos hacer frente», dice Santiago Abascal en un momento del metraje. «Hay esperanza. Al menos, ya les hemos desenmascarado. Lo que toca es frenarlos y, sobre todo, construir una alternativa». El resto de ponentes que aparecen en el vídeo son Aldo Mariátegui, periodista peruano; Giorgia Meloni, periodista y política italiana; y Mike González, investigador principal del Allison Center for Foreign Policy de Heritage.
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