Los periodistas que la realizaron lograron demostrar como los sacerdotes acusados eran trasladados en lugar de ser castigados cuando se ventilaban los abusos cometidos.
En agosto de 2018, el Gran Jurado de Pensilvania, en Estados Unidos, dio a conocer una extensa investigación en la que se pudo determinar que unos 300 clérigos abusaron de unos 1.000 niños a lo largo de siete décadas, y dejó al descubierto la trama de encubrimientos dentro de la Iglesia.
Meses más tarde, en febrero de 2019, el papa Francisco decidió expulsar del sacerdocio al excardenal y arzobispo de Washington Theodore McCarrick.
Australia fue otro de los países que decidió encarar por medio de una comisión independiente lo que ocurría dentro de la Iglesia, y en 2017 tras cinco años de investigación, el Gobierno de ese país presentó el informe en el que se recibieron unas 4 mil denuncias contra unos 2.000 religiosos.
En Irlanda, distintas investigaciones difundidas en la década del 2000 pusieron en jaque a la Iglesia católica y determinaron que el total de víctimas supera los 14.500 niños.
Además, un informe de 2017 sobre los llamados Hogares para Madres y Bebés mostró que fueron encontrados restos de 802 bebés y niños de hasta tres años entre 1925 y 1961.
En Alemania, un informe del año 2018 elaborado por un consorcio de investigadores mostró que entre 1946 y 2014 las víctimas de abuso sexual en ese país llegaron a 3.677, en tanto que los sacerdotes denunciados sumaron 1.670.
En marzo de este año, un informe independiente encargado por la Iglesia alemana reconoció abusos en la diócesis de Colonia perpetrados por 202 clérigos o laicos entre 1975 y 2018.
En Argentina, el caso más emblemático es el del párroco Julio César Grassi, condenado a 15 años de prisión en 2002 pero aunque su sentencia está firme y fue ratificada por la Corte Suprema de la Nación, continúa siendo sacerdote.
El 21 de mayo de 2018, un tribunal de Entre Ríos condenó a Justo José Ilarraz a 25 años de prisión por el abuso de cinco menores de edad, sentencia que fue ratificada en segunda instancia, pero también continúa siendo sacerdote.
Otro de los casos más emblemáticos fue el de los abusos cometidos en el Instituto Próvolo de Mendoza, ya que las víctimas eran niños sordos y algunos de los acusados ya habían sido denunciados en Italia y en la ciudad de La Plata.
Un Tribunal decidió condenar a 42 y 45 años a los sacerdotes Horacio Corbacho y Nicola Corradi el 25 de noviembre de 2019.
Corradi, quien tenía 83 años al momento de la sentencia, falleció en julio de este año.
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