Ha sido la noticia del día y de casi del verano en la información religiosa de la Iglesia en España. Ayer conocimos que el santo padre ha aceptado la renuncia al gobierno de la diócesis de Solsona de monseñor Novell, a los cincuenta y dos años. A partir de ahí, todo son especulaciones.
Según la nota de prensa del obispado de Solsona, “la renuncia la ha libremente presentado por razones estrictamente personales, en conformidad a cuanto se contempla en el canon 401 §2 del Código de Derecho Canónico. Mons. Novell ha tomado la decisión después de un período de reflexión, de discernimiento y de oración, al término del cual ha espontáneamente presentado al Santo Padre su propia situación y su dimisión al gobierno pastoral de la diócesis de Solsona”.
Razones estrictamente personales. El problema es que ahí cabe absolutamente todo. No sabemos si es por enfermedad física o mental como podría ser una depresión, por crisis de fe o de ministerio, por problemas en el gobierno de la diócesis, enfrentamientos con parte del clero, cuestiones económicas, problemas afectivos… Todo queda reducido a un escueto “razones estrictamente personales”.
Creo que el pueblo de Dios, sacerdotes, religiosos y laicos, tiene derecho a saber qué le ha pasado a su obispo. Si es enfermedad o algún tipo de crisis personal, para apoyar y encomendar en sus oraciones. Si en el origen de todo se encuentran problemas en el funcionamiento de la diócesis sean económicos, de gobierno complicado o imposible, presiones políticas o de algún lobby, es bueno saber con lo que nos tenemos que enfrentar para ver cómo sacar las cosas adelante. Nada. Razones estrictamente personales.
Entiendo la necesidad de discreción, cómo no. Pero aún con toda la cautela necesaria, yo creo que el pueblo de Dios tiene derecho a conocer algo más. No se puede estar hablando de sinodalidad, transparencia, corresponsabilidad, compromiso de los laicos y luego tener a la gente en babia de lo que pueda estar sucediendo en la diócesis. No es aceptable pedir a los sacerdotes, religiosos y laicos esfuerzo, asunción de tareas, apoyo de todo tipo y luego, cuando se encuentran con que el obispo presenta la renuncia de forma tan sorprendente, no haya más respuesta que son cosas personales.
Evidentemente cosas personales. Pero cosas personales que afectan a la vida de la diócesis hasta el punto de que no se descarta ahora mismo incluso su propia unión con alguna otra vecina. La gente se queja y con toda la razón. Hablamos, se habla de sinodalidad, se corresponsabilidad, de que todos somos Iglesia, pero al final se dan las cosas hechas y sin una mínima explicación. Pasa en el gobierno de Solsona y pasa en las parroquias. Todos corresponsables, todos opinamos, todos comprometidos, pero a la hora de la verdad decisiones de gran importancia se toman en las alturas, se comunican a los fieles y punto.
Dejando del todo a salvo el derecho de monseñor Novell a su intimidad, yo pediría que también se cuidara el derecho de los fieles, y especialmente de los sacerdotes, a saber qué está pasando en su diócesis. Y lo digo por este caso y por otros semejantes.
p. JORGE GONZÁLEZ GUADALIX.
InfoCatólica.