La fortaleza de Maqueronte, en la actual Jordania, era una de las joyas arquitectónicas del cruel Herodes el Grande y después de su hijo Herodes Antipas. En la costa oriental del Mar Muerto, a 1.100 metros sobre sus aguas, su defensa natural era imponente, mejoradas por unas murallas con cuatro torres.
Almacenaba agua en cisternas y la recibía de dos oasis con manantiales, uno de ellos de aguas termales, que le ayudaban a aliviar sus enfermedades. La fortaleza protegía su reino de posibles invasiones de bandidos árabes, beduinos o de los vecinos nabateos, con capital en la famosa Petra.
Antipas enfada a los nabateos para quedarse con su cuñada
Herodes Antipas, tetrarca de Galilea, repudió a la hija del rey nabateo Aretas IV para unirse con Herodías, la esposa de su hermano Herodes Filipo, lo que enfureció al rey nabateo que se vio tentado con responder violentamente.
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San Juan Bautista criticaba abiertamente no tanto el repudio de la princesa nabatea -repudio que políticamente era una temeridad peligrosa- como el pecado de casarse con Herodías, cuyo verdadero marido, Herodes Filipo, aún vivía. Hay historiadores que dicen que la predicación de Juan Bautista sobre «preparad el camino al Señor, abrir sendas en el desierto» sonaban especialmente mal cuando se esperaba una invasión de nabateos enfadados llegando por el desierto. En cualquier caso, Herodías habría implicado a su hija Salomé -tenida con su primer marido, Herodes Filipo- para convencer a Antipas de que ejecutara a Juan Bautista, que amenazaba su lugar junto a su trono.
Reconstrucción imaginada de la fortaleza de Maqueronte
La danza ante el trono de Herodes Antipas
El Evangelio no menciona a Salomé por su nombre. La llama sólo «la hija de Herodías». En Mateo 14, Marcos 6 y Lucas 9 se recoge el capítulo de la muerte de Juan Bautista, que estaba preso en la mazmorra de Maqueronte. Salomé danzó para Herodes, que le prometió «cualquier cosa» y ella pidió, por encargo de su madre, la cabeza de Juan Bautista en una bandeja de plata. Juan -aquel de quien Jesús dijo que ‘no había nacido de mujer nadie más grande’- fue decapitado en las mazmorras y su cabeza mostrada a Salomé y Herodías ante el trono de Herodes.
La danza de Salomé, de Andrea Marchisio (1850-1927).
La fortaleza Maqueronte se descubrió en 1980 y desde entonces se ha ido excavando. Lo que ahora habrían descubierto los arqueólogos es el salón del trono de Herodes, que sería el lugar de fiestas y banquetes y el lugar también de la danza de Salomé. Pintores, cineastas y artistas de todas las épocas han intentado imaginar como habría sido la sensual danza y su lujoso escenario.
La versión de la danza de Salomé de Rita Hayworth en 1953
Morten Herning Jensen, profesor de la Escuela Noruega de Teología, y Eric Meyers, profesor emérito de estudios judíos en la Universidad de Duke, creen que un ábside ahora localizado debía ser el lugar del trono ante el que danzó Salomé.
Hay otros historiadores que no lo ven tan claro, y señalan que parece un nicho pequeño comparado con el salón del palacio de Jericó de Herodes el Grande, padre de Antipas… pero, claro, por eso era «el Grande». Además, Maqueronte tiene que amoldarse a la montaña en la que está construido.
El historiador romano Plinio el Viejo consideraba a Maqueronte como la mejor fortificación de Judea, después de Jerusalén. Más fuerte que las otras de Herodes, la de Herodión o la de Masada. Fue destruida por los romanos al mando de Lucilio Baso durante la primera guerra romano-judía (71 d.C.), aunque Plinio el Viejo no dice que quedara reducida a cenizas sí dice de otros lugares (incluyendo Jerusalén).
Con información de Religión en Libertad