El domingo del Buen Pastor

Bienvenidos a esta reflexión desde la Palabra de Dios en el IV Domingo de Pascua.

Mons. Cristobal Ascencio García

Celebramos también este Domingo del Buen Pastor, la Jornada Mundial de oración por las vocaciones al Sacerdocio. Felicidades a los Sacerdotes que escuchando a Jesús hacen el esfuerzo en seguirlo, siendo como él, caminando con su Pueblo; a ellos nuestra gratitud y por ellos nuestra oración, para que sigan caminando en la comunidad de los creyentes. Sólo aquel que da su vida puede dar vida, sólo aquel que entrega su ser marca con su entrega el ritmo y el camino del rebaño

El Evangelio está dominado por la figura del PASTOR; Jesús se presenta como el verdadero pastor; pero un pastor que se relaciona con las ovejas a través de unos verbos. Por parte del pastor: “conozco a las Ovejas”. Por parte de las ovejas: “Ellas escuchan mi voz y me siguen”

El Pastor se autodefine como el que “conoce a las ovejas”, no de manera genérica, sino de manera personal. Cada una de las ovejas cuenta para él, no como parte de un rebaño, sino cada una. Recordemos que la palabra conocer en la biblia significa establecer una relación profunda de comunión con una persona; el conocimiento en este sentido, indica una intimidad bajo el distintivo del amor.

Jesús, también aclara, que sus ovejas escuchan su voz y lo siguen. Escuchar la voz de Jesús, es algo más que escuchar la palabra, comprende una relación con la persona que habla. Voz significa una llamada, un timbre personal e inconfundible del que llama, es reconocer a la persona que ama y que ese timbre de voz provoca una resonancia interior en quien es llamado. Conocimiento, escuchar la voz, implica una relación de pertenencia que se muestra en el “seguimiento”, quiere decir en adherirse al pastor, no con palabra o posturas externas, sino en la conducta y en la vida.

No es fácil escuchar la voz de Dios y menos decirle Sí, pues ese Sí conlleva a un cambio radical de los propios planes que uno se ha hecho, pero sí existen también aquellos que escuchando y descubriendo el llamado del Señor con valor y decisión, sobreponiéndose a todo temor, renunciando generosamente a sus propios planes, saben decirle: “aquí me tienes Señor, hágase en mi según tu palabra”; lo estoy viendo en esta querida Diócesis de Apatzingán, hay jóvenes seminaristas que están diciéndole al Señor, “aquí me tienes Señor, cúmplase en mi lo que deseas”. Demos gracias a Dios por ello.

Deseo resaltar la “imagen del pastor”; ya que dicha imagen se ha ido diluyendo en esta sociedad. Por Pastor, se entiende al Obispo, sacerdote, profesor, padre de familia, político; en una palara a toda aquella persona que está al frente de un grupo de personas y tienen la responsabilidad de guiar.

La cualidad del Pastor que hoy resalta el Evangelio, es el conocimiento. Conocer a las ovejas implica, el conocimiento personal, el ambiente en el que se desenvuelve, para deducir los peligros a los que se acerca y poder ofrecer defensa, incluso con el riesgo de perder la propia vida. Eso se dice del buen pastor, aquel que da la vida por sus ovejas.

En nuestro mundo marcado por el individualismo, en una sociedad donde se han derrumbado los valores humanos y cristianos, pareciera que “ser guía” ha pasado de moda, ya que creemos de manera individual que cada uno tenemos la razón, así hablamos de una verdad relativa y de allí surge grupos y sectas en torno a una verdad relativa, cada quien tiene su propia verdad. Pareciera

que los pastores actuales han perdido el interés por ser “guías” de los demás; entendemos por guía, a aquel que va delante marcando el rumbo. Hoy pareciera que no importa el rumbo que las ovejas lleven.

Lo más triste es que como pastores seamos indolentes, indiferentes, apáticos, ante lo que les sucede a las ovejas. Me duele escuchar a tantas personas quejarse de las actitudes de aquellos que prometieron protegerlos si llegaban a tal o cual puesto. Se mostraron amables y prometieron muchas cosas, pero la adquisición del puesto les produjo amnesia, un olvido de esas promesas o esas realidades que lastiman. Se convirtieron en pastores que se apacientan así mismos. Lo digo por la inseguridad que se muestra cada vez más por todas partes, los robos que se evidencian en carreteras. Y me sigo preguntando ¿cuándo perdimos el rumbo? ¿cómo retomar el buen camino?

No es sencillo hablar de ser guías en este mundo marcado por el caos, donde cada quien cree tener la respuesta perfecta. Los pastores seguimos hablando y pensamos que los demás nos escuchan. Las personas parecen que escuchan, pero siguen su ritmo de vida, siguen sus creencias, siguen al margen de la voz del pastor. Quizá porque no encuentran pastores comprometidos, pastores que con su testimonio van delante indicando el camino. Pastores que con su vida muestran el verdadero camino por difícil que parezca.

Hermanos, como Obispo este Evangelio me interpela, me cuestiona el sentido de ser pastor. Considero que la imagen del pastor va unida a la del cordero; es decir, Cristo es Pastor y Cordero al mismo tiempo. No se mantiene distante de la grey, hace el mismo camino, afronta los mismos riesgos, comparte la vida de las ovejas en todo momento. Qué imagen tan hermosa de pastor; Jesús no señala el camino desde lo alto, sino que se hace camino. No está aparte de la grey, sino que es solidario con la grey.

Hermanos pastores o todos aquellos que pretendemos serlo. Estamos llamados a ser pastores responsables y tenemos como modelo a Jesús. No se trata de recorrer un camino paralelo, ni tampoco la mitad del camino o mucho menos visitar la grey de vez en cuando y siempre de prisa, sino de participar desde dentro en su vida.

En este año jubilar que se nos invita a ser peregrinos de esperanza, ser pastor es caminar junto con la grey, allí en ese camino lleno de peligros y en lo cotidiano de la vida. Allí donde se conoce a las ovejas porque se camina junto a ellas.

Hermanos, todos aquellos que somos pastores, que estamos al frente del rebaño, por llamado y encomienda de Jesús, tenemos un gran reto en nuestros días, pero tenemos un gran modelo que es Jesús. Miremos su sentido de ser pastor, de estar con la grey, de guiar a la grey desde la grey. No bastan discursos bonitos desde el púlpito o curules, detrás de un micrófono y enfocado por cámaras. Hay necesidad de caminar con las personas que guiamos, hay necesidad de ir delante enseñando el camino, sólo así aspiraremos a ser buenos pastores, de lo contrario, seremos pastores que nos apacentaremos a nosotros mismos, mientras esquilmamos a las ovejas.

No olvidemos que hoy es también el domingo dedicado a pedir por las vocaciones. Como Iglesia estamos carentes de personas que dediquen su vida al servicio de Dios; lo experimentamos aquí en nuestra Diócesis la falta de vocaciones. La vocación es esa llamada de Dios que experimentamos de alguna manera en nuestro interior. Cuando descubrimos la verdadera vocación nos entregamos con gozo y alegría a lo que Dios nos llama, viviremos una vida con sentido. El mundo actual, parece que influye para tener personas con miedos a decidirse en su vocación, hay miedo a los compromisos definitivos; por eso hermanos oremos por las vocaciones. Dios nos siga concediendo abundantes vocaciones a la vida sacerdotal, Jesús necesita de personas generosas que lo sirvan. Nos muestra que él no abandona a su pueblo.

Les bendigo a todos, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. ¡Felices Pascuas de Resurrección! para todos.

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Obispo de la Diócesis de Apatzingan
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