‘Vengo a trabajar lleno de pasión’, dice monseñor Ortega Díaz, nuevo obispo de Linares al asumir el cargo

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El  Sacerdote chihuahuense,  César Alfonso Ortega Díaz, recibió la ordenación episcopal y las letras apostólicas que le confirmaron como sexto obispo de la Diócesis de Linares, Nuevo León: «Vengo a trabajar lleno de pasión por los valores del Reino, a ser un instrumento al servicio de la caridad y de la comunión pero, sobre todo, a ser un puente para que todos alcancen el amor y la misericordia del Señor», afirmó.

 

El obispo electo fue recibido en la capilla abierta frente al recinto catedralicio para, en primer lugar, recibir el orden episcopal, los signos como pastor católico y la cátedra diocesana para que presidiera su primera celebración eucarística como obispo, sucesor de los apóstoles de Cristo.

 

Ortega Díaz fue recibido con un breve mensaje externado por el sacerdote Jesús Javier Moreno Nuñez, quien fungió como administrador diocesano durante la sede vacante. Además de darle la bienvenida  también reconoció que la diócesis aún vive una crisis de la pandemia, del secularismo y pérdida de vocaciones por el relativismo. Por ello, le pidió al nuevo obispo una entrega total pues «amar significa también estar dispuestos a sufrir».

 

«Sabemos que usted nos llevará al encuentro con Jesús… de manera particular le garantizamos la adhesión más profunda del presbiterio y de todos los presentes… reconocemos que no somos los mejores cristianos pero somos de una comunidad que se deja guiar y que sabe caminar al lado de su pastor», dijo.

 

La ceremonia comenzó bajo la conducción del arzobispo metropolitano de Monterrey y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM), Rogelio Cabrera López, quien presidió los ritos de la ordenación episcopal del, hasta entonces, presbítero César Alfonso Ortega Díaz.

En representación de la Nunciatura Apostólica en México, monseñor Roberto Lucchini leyó y entregó las letras apostólicas con las que el papa Francisco decidió dignar al sacerdote César Alfonso Ortega Díaz con el orden episcopal y nombrarlo sexto obispo de Linares. Al concluir, el obispo electo mostró el pergamino a los obispos presentes, al clero diocesano y a la grey que se dio cita para la ceremonia.

 

Al concluir la ceremonia, el obispo Ortega Díaz dirigió su primer mensaje a la grey linarense: «Gracias por su recibimiento y sus muestras de afecto desde el día que llegué; y por todo lo que prepararon para este gran día… En esta tarea apostólica que hoy inicio como pastor de esta Iglesia particular hemos invocado al Espíritu Santo pidiendo su asistencia divina… He sido ungido hoy con este don con el fin de enseñar, santificar y apacentar a esta porción del Pueblo de Dios que se me ha confiado».

 

Ortega ofreció a la diócesis «este oficio de caridad que he recibido, para beneficio de toda la Iglesia, para ser un instrumento de Gracia».

En su alocución, el nuevo obispo hizo votos por que «el fuego divino revitalice esta Iglesia  y haga resurgir el ímpetu de esta diócesis, de sus parroquias, de sus matrimonios, de sus jovenes, de todos».

 

Ortega pidió un renovado trabajo en comunión, responsable y participativo: «Haciendo de este camino juntos, un estilo de vida. Hacer de la sinodalidad una forma de vivir y obrar»; aseveró que mientras todos vivan «la cercanía, la unidad y la fraternidad» entonces se suscitarán vocaciones, conversiones en servidores bien dispuestos a trabajar por el Reino de Dios».

 

El nuevo obispo llamó a vivir el presente con pasión y abrazar el futuro con esperanza: «Ante esta nueva llamada quiero responder a su amor lleno de confianza: Heme aquí Dios mio, quiero hacer tu voluntad… vengo aquí con gusto a servir y trabajar en esta diócesis como su obispo pero también vengo a caminar entre ustedes como un hermano».

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