Vaticano: 100 meses sin la reforma anunciada

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Hoy han pasado 100 meses (1-3 de octubre de 2013) desde que el entonces recién creado Consejo de Cardenales comenzó el análisis, estudio y elaboración de la reforma de la Curia, un desafío que según el Papa Francisco había sido solicitado por los cardenales que participaron en el Cónclave que lo eligió como nuevo Obispo de Roma. Esta reforma, en la que muchas personas han trabajado durante más de 8 años, aunque parece estar completada a juzgar por las declaraciones del Papa Francisco en la radio española Cope (1 de septiembre de 2021), no parece que se publique y promulgue pronto.Hay desacuerdos fundamentales y la confirmación llega con elegantes palabras del Arzobispo de Munich-Freising (Alemania), Cardenal Reinhard Marx, miembro del Consejo de Cardenales y Presidente del Consejo de Economía, quien en el diario alemán Süddeutsche Zeitung subraya por por un lado no está satisfecho con algunos resultados, y por otro precisa: todavía hay «margen de mejora».

 

Desde principios de octubre de 2013 hasta principios de febrero de 2022, han pasado 8 años y desde el punto de vista del sentido común parece demasiado tiempo para redactar una nueva Constitución Apostólica (Praedicate Evangelium), que codifica jurídicamente sustancialmente los cambios estructurales y funcionales ya realizados e introducidos , y actualmente a plena capacidad. El cardenal R. Marx pide públicamente mejoras a este borrador y eso hace que en unos días, cuando se celebre la 40ª reunión del Consejo de Cardenales, solo puedan pasar dos cosas: o se promulgue tal cual después de su lectura y revisión. por el Papa y sobre el que él mismo habló hace cinco meses con Cope, o todo se aplazará por enésima vez para nuevos cambios, añadidos y correcciones.

 

La nueva ley fundamental para el gobierno de la Iglesia no llega y no se sabe cuándo podrá ser promulgada. Quizás continúen los aplazamientos a una fecha posterior mientras crecen las incertidumbres, las dudas y las perplejidades.

 

La antigua ley fundamental, el «Bonus Pastor», está superada en la práctica y por lo tanto ya no es aplicable porque la realidad de la Sede Apostólica ha cambiado mucho a lo largo de los años.

 

El momento es delicado y difícil y ello sugiere encontrar el camino oportuno y oportuno para dar una explicación al Pueblo de Dios que tiene el deber-derecho de saber. Querer reformar las estructuras de la Iglesia dejando fuera a este pueblo es un camino peligroso y sin futuro.

 

LB/RC/IlSeismografo

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