Un país laboratorio

Pablo Garrido Sánchez
Pablo Garrido Sánchez

La situación presente obliga a mirar lo que está pasando. España y occidente en general ven sus bases culturales desplomarse con velocidad de vértigo. El derribo de las torres gemelas el once de septiembre, de dos mil uno, en Nueva York es un icono aprovechable de lo que está pasando. Dos aviones visiblemente impactan contra los edificios, pero el desplome de los mismos necesitó de otros factores no declarados para que ese efecto si diese, dados los materiales y los niveles de resistencia con que habían sido dotados. Por otra parte, otro  rascacielos  próximo,  que no recibió el impacto de  avión alguno, también se vino abajo. Las explicaciones de estos y otros sucesos y acontecimientos, casi siempre resultan  muy escasos. Lo mismo nos puede ocurrir a la hora de encontrar motivos suficientes para la actual situación que vive Occidente, antes la Cristiandad. La vida no se detiene, y no nos queda otra que mirar  hacia el futuro, para lo que algo habrá que echar la mirada hacia atrás. Los españoles cuando miramos a los que nos precedieron en la avanzadilla por tierras americanas, nos surge de forma espontánea preguntarnos de qué pasta estaban hechos aquellos españoles. A poco que volvamos la mirada no bastan las toneladas de literatura negro legendaria para sepultar las vidas y la memoria de un buen número de compatriotas nuestros, tanto de los que pisamos  suelo peninsular como de los cientos de millones que pueblan el suelo americano. Algo tuv