Un llamado a velar por la familia.

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Dejamos atrás el aciago 2020. Comenzamos este nuevo año 2021 con una fe y esperanza renovadas en que Dios está siempre de nuestro lado («¿Qué más podemos decir? Si Dios está con nosotros, ¿quién estará contra nosotros?», Romanos 8, 31). Y para confirmarnos en esta Fe y Esperanza, el pasado 8 de diciembre, el Papa Francisco convocó el Año de San José para conmemorar los 150 años del decreto Quemadmodum Deus, con el cual el Beato Pío IX declaró a San José Patrono de la Iglesia universal. 

El Vicario de Cristo puntualizó que este año se establece para “que todos los fieles, siguiendo el ejemplo de San José, puedan fortalecer cotidianamente su vida de fe en cumplimiento pleno de la voluntad de Dios”. Qué mejor motivo de esperanza que éste. 

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Con todos los retos que enfrenta hoy día, la Iglesia se mantiene firme en proclamarnos el amor de Dios, con el ejemplo de un hombre justo y discreto, guía ejemplar en tiempos de dificultad, como escribió el Papa en la carta apostólica Patris corde. Así, los católicos estamos llamados a llevar este año dedicado a honrar a San José imitando sus virtudes como el padre nutricio de Jesús, cabeza de la Sagrada Familia, Santo Patrono de la Iglesia universal, así como también patrono de los trabajadores, los padres y de la buena muerte. 

En estos tiempos en que la familia es acosada de manera permanente por las fuerzas del mal, con la promoción del aborto, de la ideología de género y tantas otras maquinaciones perversas de aquellos que pretenden acabar con la creación de Dios, el año dedicado a honrar a San José viene a ser un bálsamo para que “con corazón de padre: así (como) José amó a Jesús”, los hombres sepamos volcarnos y ser justos, siempre dispuestos a hacer la voluntad de Dios para proteger a nuestra familia, como lo hizo José que nunca se acobardó ante la responsabilidad asumida. 


 

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José, un humilde carpintero, ha sido inspiración para el Papa Francisco “durante estos meses de pandemia, en los que podemos experimentar, en medio de la crisis que nos está golpeando, que «nuestras vidas están tejidas y sostenidas por personas comunes -corrientemente olvidadas- que no aparecen en portadas de diarios y de revistas, ni en las grandes pasarelas del último show…”. 

Personas comunes como los hombres de hoy -dice el papa Francisco-: “Cuánta gente que cada día demuestra paciencia e infunde esperanza, cuidándose de no sembrar pánico sino corresponsabilidad. Cuántos padres, madres, abuelos y abuelas, docentes, muestran a nuestros niños, con gestos pequeños y cotidianos, cómo enfrentar y transitar una crisis readaptando rutinas, levantando miradas e impulsando la oración. Cuántas personas rezan, ofrecen e interceden por el bien de todos” … “San José nos recuerda que todos los que están aparentemente ocultos o en “segunda línea” tienen un protagonismo sin igual en la historia de la salvación”, agrega la Carta Apostólica. 

Y esas personas comunes somos nosotros, hombres de hoy, llamados a fomentar la Fe y la Esperanza, siendo como San José: el padre amado, padre en la ternura, y padre en la obediencia, aquél que con su obediencia superó su drama y salvó a María. Seamos entonces como San José: padres en la acogida, padres de la valentía creativa, padres trabajadores, pero ante todo padres en la sombra, sin necesidad de sobresalir, recordando que nadie nace padre, sino que se hace. Y no se hace sólo por traer un hijo al mundo, sino por hacerse cargo de él responsablemente. 

En este 2021, velemos por nuestra familia, tratando de ser los mejores padres para formar parte de la historia de la salvación. FELIZ AÑO NUEVO.

Por Nuestra Voz de Campeche

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