También en Asia salen xa protestar contra restricciones a la libertad impuestas so pretexto del Covid.

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Brigadas de la policía con equipo antidisturbios disolvieron por la fuerza las manifestaciones en Amán y otras ciudades del país. Ciudadanos y grupos organizados salieron a las calles para conmemorar el décimo aniversario de la Primavera Árabe. Entre los reclamos,  piden el fin de las leyes de emergencia introducidas para combatir la nueva pandemia de coronavirus.

Brigadas de la policía jordana con equipo antidisturbios disolvieron por la fuerza una serie de protestas que estallaron ayer en la capital, Amán, y en varias ciudades más del país. Las manifestaciones se proponían conmemorar los 10 años de la Primavera Árabe. Los manifestantes, activistas de la sociedad civil y otros grupos largamente hostiles al gobierno y a la dirigencia hachemita, pretendían celebrar el movimiento prodemocrático que, desde Túnez hasta Siria, envolvió a buena parte del mundo árabe y de Oriente Medio. Según relatan los testigos, las autoridades realizaron decenas de arrestos.

En Amán, los agentes esposaron y se llevaron a varias personas que habían desafiado la prohibición de manifestarse y reunirse, dictada por el gobierno. La policía detuvo a un grupo de personas que intentaban avanzar hacia la rotonda de Dakhiliya, para ocupar el lugar. Decenas de vehículos blindados rodearon a los manifestantes y montaron guardia en una de las arterias de comunicación más importantes del país.

«¡Esto es la democracia en Jordania!», gritó un manifestante. Otros exigieron el fin de las leyes de emergencia introducidas por el Ejecutivo para combatir la propagación de la pandemia de coronavirus. El Covid-19, combinado con la crisis económica y el descontento generalizado no ha hecho más que exacerbar las manifestaciones, infiltradas y montadas en el pasado por los Hermanos Musulmanes con el objetivo de derrocar al rey Abdullah y a la dirigencia en el poder.

Según los críticos, las normas introducidas constituyen una violación de los derechos civiles y políticos. Un incidente ocurrido hace una semana contribuyó al descontento: seis pacientes de Covid murieron tras cortarse el suministro de oxígeno en el Hospital General de Salt, un moderno centro situado a 15 km al oeste de la capital. El incidente culminó con la renuncia del ministro de Salud, Nazir Obeidat, que se declaró «éticamente responsable» del incidente.

Fuentes locales informaron que las protestas afectan a varias ciudades y que hay detenidos entre activistas de primera línea. La intención de los manifestantes era concentrarse en la rotonda de Dakhiliya, corazón de las primeras manifestaciones de 2011 vinculadas a la Primavera Árabe y donde, en su momento, murió un manifestante y hubo decenas de heridos en enfrentamientos con la policía.

En una declaración, el ministro del Interior jordano, Mazen al Faraya, dijo que el reino no toleraría más protestas, ya que corren el riesgo de agravar aún más la crisis sanitaria.

El rey y la dinastía hachemita continúan gozando -al menos por ahora- del apoyo público de la mayoría de la población y el monarca sigue siendo una figura unificadora entre las tribus locales y los jordanos palestinos, pero hay un alto riesgo de que se produzcan nuevos disturbios y protestas.

 

Amán (AsiaNews/Agencias) –

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