Seis tiros de martirio por ser un «joven de misa»

ACN
ACN

Joan Roig Diggle, un adolescente de 19 años asesinado brutalmente en 1936 por ser un «joven de misa», ha sido beatificado este sábado en la Sagrada Familia de Barcelona tras una causa particular, un camino hacia los altares casi solitario, sin el apoyo de ninguna orden religiosa ni gran institución. Sus valedores, que trabajan incansables desde 1993 para que la Iglesia reconozca su martirio, han sido quienes le conocieron en vida antes del inicio de la Guerra Civil y algunos de sus compañeros de activismo cristiano juvenil. Este futuro beato representa también la esencia del Eixample, un barrio popular y a la vez burgués, no en vano, nació y creció en la calle Mallorca y fue bautizado en la popular iglesia de la Concepción, en la calle Aragón.

Hijo de una familia de clase media de raíces inglesas, Roig Diggle estudió en La Salle y en los Escolapios, pero en 1934 sus padres empezaron a sufrir problemas económicos y todo el clan se trasladó al Masnou, en la comarca del Maresme. A partir de ese momento, el joven aparcó su formación y empezó a trabajar como dependiente en una tienda de ropa del barrio del Poble Sec para ayudar en casa. En el Masnou, Roig Diggle empezó a vivir a fondo su fe y su relación con Dios. Se integró al grupo «Mar Blava» de la Federació de Joves Cristians de Cataluña, donde encontró una comunidad y una misión: llevar a Jesús a los demás. Ya en ese momento sus compañeros se sintieron impresionados por su total entrega a los demás y su oración constante y entregada en un momento de creciente secularización.

A partir de 1936, en vísperas de la Guerra Civil, la situación sociopolítica de la Segunda República iba empeorando sin freno y se multiplicaban los capítulos de acoso a los cristianos por parte de grupos anarquistas y revolucionarios. En ese momento, Joan empezó a hacerse la idea de que Dios lo podía llamar al martirio. La contienda estalló finalmente en julio y el anticlericalismo se desató en Cataluña, donde se sucedieron escenas de quema de iglesias y persecución hasta la muerte de religiosos, sacerdotes y «cristianos de Misa» totalmente ajenos a la política como él. Joan quedó desolado al no poder evitar la quema de su amada parroquia de Sant Pere y hasta prometió atarse a su cruz y quemarse dentro si era atacada, aunque el párroco le quitó esa idea de la cabeza. A pesar de la situación, decidió no esconderse y seguir trabajando para mantener a su familia. Cada día se exponía yendo y viniendo en tren del Masnou a Barcelona y recibía la eucaristía a escondidas.

Última comunión

El 11 de septiembre, ya empezada la guerra, un sacerdote muy cercano a él le confió la Comunión para que pudiera llevarla a algunos cristianos del Masnou y «por lo que pudiera suceder». Fue premonitorio. Aquella misma noche Roig Diggle fue apresado en su casa. Un grupo no identificado lo fue a buscar, aporreó su puerta de su domicilio y se lo llevó entre gritos y amenazas. Antes de salir de casa, Joan, muy tranquilo, le dijo a su madre: «Tranquila. God is with me (Dios está conmigo)». Según cuenta su causa de beatificación, Joan fue llevado al cementerio de Santa Coloma de Gramenet, allí le hicieron bajar del coche y lo pusieron delante de los muros del camposanto. El grupo tomó sus armas y le disparó cinco tiros en el corazón y uno en la cabeza. Joan, antes de morir, les dijo: «Que Dios os perdone, como yo os perdono».

«Joan era un joven que lo tenía muy claro y fue un ejemplo de cristiano hasta las últimas consecuencias. Toda su fuerza la recibió de vivir el cristianismo de forma plena, hasta el martirio», explica a ABC el padre Ramón Santos, quien desde hace dos décadas es el encargado de su causa de beatificación, oficializada ante el Vaticano en 2001. Aunque el recuerdo de Roig Diggle se haya difuminado por el paso de los años y por su corta vida (murió con apenas 19 años) su ejemplo es claro y sigue vigente, expone Santos.

«Hoy la juventud busca referentes y Joan es una muestra clara de cómo, viviendo en una realidad social muy difícil y con solo 19 años, uno puede sobreponerse a lo inmediato y darse a los demás. Interpela mucho ver como alguien tan tan joven dio su vida por unos ideales y eso vale siempre».

Los responsables de la causa de beatificación a Joan Roig Diggle, impulsada en sus inicio por la Sierva de Dios Rosa Deulofeu, señalan que para su beatificación no ha hecho falta registrar ningún milagro. «Su martirio como cristiano, los testimonios y su ejemplo han sido suficiente para Roma», explican a este diario. No obstante, no piensan detenerse aquí. Tras ser considerado «beato», esperan empezar a recibir testimonios de intercesión e, incluso, algún milagro que permita canonizar a Joan y declararlo santo. Por ello, la asociación «Amigos de Joan Roig i Diggle» seguirá activa.

Paralelamente, el cuerpo del joven barcelonés seguirá descansando en su amada parroquia de Sant Pere del Masnou pero su figura podrá ser venerada en la iglesia de la Concepción de Barcelona. En el claustro de este templo neogótico se ha instalado una imponente estatua en su recuerdo y en los próximos días la iglesia recibirá también una reliquia del joven hecha con un trozo de su cráneo.

Durante la ceremonia de beatificación, hoy, el arzobispo de Barcelona y presidente de la Conferencia Episcopal Española, el cardenal Juan José Omella, ha dicho que Joan Roig «puede ser un modelo de vida cristiana para los jóvenes y los adultos».

Omella ha destacado en la homilía de la misa de beatificación que el testimonio de Joan Roig «puede suscitar en nosotros el deseo de seguir a Cristo con alegría y generosidad», que el nuevo beato fue «un joven cristiano de corazón y hechos» y que «Cristo alimentaba todas sus palabras, todas sus relaciones, todos sus proyectos».

Con información de ABC Cataluña/Miquel Vera

Comparte:
By ACN
Follow:
La nueva forma de informar lo que acontece en la Iglesia Católica en México y el mundo.