A cuatro años del inicio del estudio y elaboración de la reforma de la Curia del Papa Francisco, tras los cinco encuentros de 2017, todo parece bastante heterogéneo entre cambios ya introducidos en la antigua Curia, por así decirlo, muchas veces codificados con Motu Proprio, y muchas otras posibles reformas a implementar pero aún solo en el papel.
A finales de 2017 no se podía vislumbrar un diseño global y orgánico de la nueva Curia, una estructura ágil, mínima y altamente eficiente. El conjunto se presentaba como un conjunto de piezas superpuestas o con bordes ahumados e imprecisos entre ellas, y casi siempre centrado en el perfil o carisma de una persona. En resumen, a fines de 2017 aún no se veía la dirección del camino de la reforma.
Verdaderamente nuevo, desde el punto de vista de las estructuras operativas, la Secretaría de Economía (creada el 24 de febrero de 2014), la Secretaría de Comunicación (establecida el 27 de junio de 2015 con cambio de nombre de Secretaría a Dicasterio el 23 de junio de 2018) y el Dicasterio para el servicio del desarrollo humano integral ( 17 de agosto de 2016). Lo que parecía evidente, y lo sigue siendo hoy, es una gran operación de fusión y por tanto un crecimiento vertical formado por demasiadas superposiciones.
LB/RC/IlSeismografo
