El padre Olivier Maire fue asesinado en Saint-Laurent-sur-Sèvre, en Vendée, en el oeste de Francia. El cuerpo sin vida fue encontrado ayer por la mañana después de que el asesino se entregara a la policía. Era el mismo hombre, un inmigrante de Ruanda, que había quemado la catedral de Nantes. Y andaba suelto. En Francia, la cristianofobia galopa.
Un sacerdote fue asesinado en Saint-Laurent-sur-Sèvre, en Vendée , en el oeste de Francia. El cuerpo sin vida fue encontrado ayer por la mañana después de que el asesino se entregara a la policía.
Emmanuel Abayisenga, un inmigrante ilegal de Ruanda , en Francia desde 2012, se presentó a la gendarmería de Mortagne-sur-Sèvre, para confesar el asesinato del padre Olivier Maire. Este es el mismo hombre que incendió la catedral de Nantes el verano pasado . Había sido puesto en libertad bajo control judicial a principios de junio y, a la espera del juicio previsto para 2022, había sido acogido por los misioneros monfortianos de Saint-Laurent-sur-Sèvre. Para ser bienvenido, les dijo a los sacerdotes que se había convertido al catolicismo.
Y ahora las autoridades obviamente siguen el camino del caso psiquiátrico , sin radicalización. Es un nuevo drama en el corazón del verano francés. Otro episodio más que cuenta cómo el trabajo más peligroso en Francia hoy en día es ser sacerdote o llamarse católico. Porque esta vez no será el ataque islámico «habitual», sino que seguirá siendo un asesinato por odio al cristianismo.
Francia es el país de Europa donde se producen anualmente el mayor número de episodios y violencia contra los símbolos y personas del cristianismo. Solo en la última semana, y solo en Francia, una iglesia fue asaltada en serie en Coloriuil en Touraine; la capilla de la Pietat, entre Lourdes y Argelès-Gazost, ha sido objeto de diversas profanaciones; la puerta de la iglesia de Sainte Thérèse en Rennes fue destruida durante la noche después de que dañaron el rosetón de la iglesia unas semanas antes y en Notre-Dame en Niza un inmigrante intentó robar un baúl antiguo de la iglesia. Sorprendido, amenazó de muerte a los fieles y al sacerdote. Una amenaza que aún resuena en la misma basílica donde, en octubre pasado, un tunecino decapitó a tres católicos en nombre de Alá.
El vandalismo, los incendios provocados y sin culpa alguna , las profanaciones y los ataques de diversa índole, están cada vez más extendidos. Los medios franceses finalmente están comenzando a abrir debates sobre las causas del odio anticristiano. Intentamos entender qué representa esta ola de cristianofobia, pero por ahora todo cae en el vacío y el olvido. Un poco como los cinco años desde el ataque islámico en el que el padre Hamel perdió la vida.
Los ataques contra el cristianismo incluso aumentaron en un 285% entre 2008 y 2019 . En solo un mes, antes de la catedral de San Pedro y San Pablo en Nantes, un incendio devastó la catedral de Saint-Pierre en Rennes, otro destruyó el techo y la sacristía de la iglesia de Saint-Paul en Corbeil-Essonnes, cerca de París, otro ha envuelto en llamas la abadía de Ligugé en Vienne. Triste crónica de un mes cualquiera en Francia.
Cuando entrevistamos al obispo de Fréjus-Toulon, Dominique Rey, nos dijo que los ataques a las iglesias en Europa tienen lugar en el contexto de una sociedad europea caracterizada por el laicismo, el nihilismo, el hedonismo, el relativismo cultural y moral, el consumismo y la pérdida generalizada. del sentido de lo sagrado. En 2016, Les cloches sonneront-elles encore demain? ( ¿Volverán a sonar las campanas mañana? ), De Philippe de Villiers, habla de la «hija predilecta» de la Iglesia católica, Francia, que se está convirtiendo en la » hija predilecta del Islam «. «Con arrogancia, nos empujan a reescribir la historia de Francia a la luz de la ‘contribución de la civilización islámica'»,
Una de las razones por las que el gobierno francés subestima el odio anticristiano también proviene del miedo a alimentar la llamada islamofobia, es decir, la preocupación de que algunas personas culpen instintivamente a los musulmanes, por lo que se cree que ocultar la noticia o no contextualizarlo es el mejor paliativo. Los delitos de odio se cuadriplicaron entre 2008 y 2020. Así, la Francia de 2021 no parece muy lejos de la imaginada en Le Figaro de Marcel Proust en La muerte de las catedrales.El escritor creía que, algún día, las catedrales francesas se transformarían en casas de juego. La historia le da la razón: hoy muchas iglesias se han transformado en discotecas, pubs, restaurantes, gimnasios, centros islámicos. Otros han sido demolidos para dar cabida a estacionamientos, centros comerciales y edificios residenciales.
Según los informes anuales sobre crímenes anticristianos , en Francia y Alemania, los ataques son causados principalmente por oleadas migratorias predominantemente musulmanas. En España es cierto hasta cierto punto: en muchos casos la matriz es anarquista o feminista. Sin embargo, el objetivo es común: borrar todos los símbolos religiosos de la esfera pública. El ultrasecularismo francés está socavando los cimientos de toda la sociedad. Se han sentado las bases para la desaparición no solo de la religión de la vida pública, sino de la fe del pueblo francés. Porque cuando un sacerdote es asesinado y una catedral se convierte en museo, la civilización no tiene hogar. Iglesias cerradas, cunas vacías y la muerte de una civilización. Que no es exactamente uno entre muchos.
Por LORENZA FORMICOLA.
ROMA, Italia.
Martes 10 de agosto de 2021.
lanuovabq.
