¿De dónde viene la figura de los cardenales?
El origen del colegio cardenalicio se remonta hasta la antigua Roma, al pequeño círculo de consejeros que rodeaba al emperador y le asistía a la hora de tomar decisiones, llamado consistorio (del latín con-sistere, asistir juntos). Con el tiempo, en la Iglesia se denominó de esta manera a la asamblea de cardenales reunida alrededor del Papa.
¿Para qué sirve?
Los cardenales participan en consistorios de dos tipos: ordinarios y extraordinarios. A los primeros están convocados todos los cardenales residentes en Roma para asuntos más comunes. Los extraordinarios se celebran cuando lo aconsejan especiales necesidades de la Iglesia o cuando los asuntos que se deben tratar son de cierta gravedad.
¿Quién puede ser elegido cardenal?
A lo largo de la historia de la Iglesia ha habido laicos que han recibido el título de cardenal, aunque poco después recibían el sacramento del Orden, pero el Papa Benedicto XV decidió en 1918 que todos los cardenales debían ser escogidos entre los miembros del clero.
Hoy, el Código de Derecho Canónico especifica que «para ser promovidos a cardenales, el Romano Pontífice elige libremente entre aquellos varones que hayan recibido al menos el presbiterado y que destaquen notablemente por su doctrina, costumbres, piedad y prudencia en la gestión de asuntos». Asimismo, los que aún no son obispos deben recibir la consagración episcopal, aunque una excepción a esta norma es la de Raniero Cantalamessa, que ha pedido al Santo Padre ser liberado de esta obligación para poder morir con su hábito franciscano.
¿Cuántos tipos de cardenales hay?
En la Iglesia primitiva, el consistorio reunía a los obispos de las diócesis vecinas de Roma, a los presbíteros encargados de las principales iglesias de la ciudad y a los diáconos que servían en los diferentes barrios de la urbe. Esta tradición se ha mantenido de alguna manera hasta hoy al elegir el Papa a los cardenales asignándolos a alguna de estas tres órdenes. Así, hay cardenales del orden episcopal, del orden presbiteral y del orden diaconal, aunque todos deben ser al menos sacerdotes.
¿Qué funciones tiene un cardenal?
A los cardenales les corresponde elegir al Romano Pontífice y asistirle de modo colegial –cuando son convocados para tratar juntos cuestiones de importancia– y personal –al desempeñar los oficios que el Papa les asigna para el gobierno cotidiano de la Iglesia–. Hay funciones específicas, como la del cardenal decano, que preside el colegio cardenalicio, anuncia la muerte del Papa y convoca el cónclave en el que saldrá elegido el siguiente Pontífice. El cardenal protodiácono anuncia al pueblo el nombre del nuevo Papa. Y el cardenal camarlengo administra los bienes de la Santa Sede y la gobierna durante el período de sede vacante.
Pero la función principal de un cardenal es elegir al Papa, algo que el colegio cardenalicio realiza de manera exclusiva desde el año 1059. Pablo VI fijó el número máximo de cardenales electores en 120, y dispuso que al cumplir 80 años los cardenales cesaran en sus funciones de gobierno y perdieran el derecho de participar en la elección del Romano Pontífice.
¿Qué significa la liturgia en la que se nombran los cardenales?
Al colocar el Papa el birrete sobre la cabeza del nuevo cardenal, le dice que es rojo «como signo de la dignidad del oficio de cardenal» lo que significa «que estás preparado para actuar con fortaleza, hasta el punto de derramar tu sangre por el crecimiento de la fe cristiana, por la paz y armonía entre el pueblo de Dios, por la libertad y la extensión de la Santa Iglesia Católica Romana».
En ese mismo momento, le entrega el anillo cardenalicio, «signo de esa dignidad, de solicitud pastoral y de más sólida unión con la Sede del apóstol San Pedro». Y luego le asigna una iglesia de Roma como signo de su participación en el cuidado pastoral del Papa por la Ciudad Eterna.
Con infroamción de Alfa y Omega/Juan Luis Vázquez Díaz