*El Instituto Danés de Derechos Humanos exige que los municipios dejen de aplicar pruebas psicológicas controvertidas a las que se someten los padres antes del nacimiento de sus hijos, para supuestamente diagnosticar posibles problemas en la familia
En la práctica, las «pruebas» psicológicas llamadas forældrekompetenceundersøgelse (FKU) son lingüística y culturalmente incompatibles con las realidades en las que viven los inuit groenlandeses, lo que les lleva -si no superan la prueba- a quitarles a sus hijos, incluidos los recién nacidos de pocas horas de vida, como lo demuestra la historia de Keira Alexandra Kronvold.
Otro ejemplo es otra groenlandesa, Qupalu Platou, para quien suspender la prueba en 2017 significó la separación de sus gemelos de dos años, que luego fueron separados: uno fue a un orfanato y el otro a una familia de acogida; también en este caso tiene derecho a dos horas al mes con sus hijos.
Según el informe oficial, esta situación afecta al 5,6% de las familias groenlandesas frente a menos del 1% de las danesas de origen nórdico.
Aunque en marzo de 2023 el gobierno danés decidió desarrollar nuevas pruebas, que debían estar listas a finales de año, aún no se han utilizado.
Como afirma el profesor del Centro de Conocimiento de Psicotraumatología de la Universidad del Sur de Dinamarca, Ask Elklit, responsable de la investigación relacionada, llevará varios años y requerirá el trabajo de todo un equipo de psicólogos e investigadores groenlandeses.
Por el momento, aunque la ministra danesa de Asuntos Sociales y Vivienda, Sophie Hæstorp Andersen, haya afirmado claramente: «Me gustaría animar a los municipios, en cuestiones relativas a las familias de origen groenlandés, a considerar especialmente la posibilidad de suspender el uso de las pruebas criticadas»,
Hasta el momento no se ha producido ninguna eliminación gradual de estas prácticas controvertidas.
Copenhague, Dinamarca.
ABC/AM