Los católicos pueden apoyar el derecho de una mujer a matar a su hijo no nacido, asegura en una entrevista concedida al Washington Post el padre jesuita Pat Conroy, que fuera capellán de la Cámara de Representantes de Estados Unidos.
Como buen jesuita, Conroy distingue entre ‘abortista’ y ‘partidario de la liber elección’ de la madre, y asegura que los diputados demócratas partidarios de que las mujeres puedan abortar libremente no son “proaborto”, sino “pro libre elección”. Es la vieja coartada del “yo soy personalmente contrario al aborto, pero…”, la misma que usa el presidente Joe “Devoto” Biden para seguir comulgando mientras aplica las políticas más agresivamente antivida de la historia americana.
“Me gustaría conocer al americano que piensa que el gobierno debería quitarles la libertad de elección en cualquier área de su vida”, señala el sacerdote en referencia a las mujeres, como si el gobierno no quitara esa facultad de elección ilimitada en miles de áreas de la vida, muy especialmente, como es el caso, en el homicidio. “Es un valor estadounidense que cada uno de nosotros pueda elegir hacia dónde encaminar nuestra vida. Eso también es un valor católico «.
«Una buena católica, dentro de nuestro sistema, podría pensar que, ya que las mujeres tienen ese derecho constitucional, su misión como hermanas católicas es hacer posible que retenga su capacidad de tomar libremente la decisión», dice Conroy.
Naturalmente, como es de rigor, el jesuita considera el aborto “una tragedia”, pero, al final es la madre “la que debe tomar esa decisión, nadie debería imponérsela”. Cómo Conroy no aplica ese mismo razonamiento a cualquier homicidio es algo que no explica, por no hablar de imposiciones a la ‘libertad de elección’ mucho más dudosas como las aplicadas durante la pandemia, donde “mi cuerpo, mi elección” no rige en absoluto.
Por Carlos Esteban.
Infovaticana.
