Concluye la 118 asamblea de los obispos de México con el tradicional mensaje al pueblo de Dios que se suscribe al terminan la semana de reflexión de los 120 prelados reunidos en un ambiente en el que los novendiales al Papa difunto y las expectativas del cónclave fueron parte de las discusiones y reflexiones.
En el mensaje, los prelados señalaron desafíos y preocupaciones, entre otros, la creciente violencia, desapariciones forzadas, alcoholismo y drogadicción “que se va extendiendo hasta las comunidades más alejadas” y la reforma judicial la cual ha impuesto elecciones para ministros, jueces y magistrados a efectuarse el domingo 1 de junio.
Para los obispos, el “panorama no es alentador” exhortando a los fieles católicos a ser testigos y signos de esperanza para evitar caer en la tentación de creer que México ha sido rebasado por la violencia y el mal.
“Seamos una Iglesia donde todas las voces cuenten, especialmente las de las familias, las mujeres, los jóvenes, los pueblos originarios, los migrantes, las víctimas de la violencia y de cualquier discriminación. Sigamos construyendo familias sólidas, comunidades reconciliadas, y una sociedad donde la vida tenga valor y la paz sea posible. La garantía más contundente de nuestra esperanza es el Señor resucitado”, exhorta el mensaje del episcopado que, a la vez, no deja de lado la pregunta: ¿Cuál debe ser nuestra respuesta como Pastores del Pueblo de Dios?
En este sentido, los obispos aseguran haber escuchado a matrimonios, jóvenes y miembros de la vida consagrad. Además de compartir y asumir sus dolores, los obispos aseguran acciones concretas para promover procesos de acompañamiento, ayuda y formación en favor de las familias, la reconciliación y la paz.
Así plantearon los tres principales desafíos sobre los que la Iglesia de México actuará: La familia, “regalo de Dios a la humanidad” misma que es urgente sostener y acompañar a “no con discursos abstractos, sino con cercanía, políticas públicas que reconozcan su valor fundamental, y comunidades cristianas que las acompañen en sus angustias y desafíos”; el anuncio del evangelio de la paz frente a la “violencia que desangra nuestra patria” y seguir la la ruta propuesta por la Agenda Nacional de Paz: “Reafirmamos nuestra esperanza y convicción de que la reconciliación y la paz para los que vivimos en México sí es posible”, puntualizaron.
En la conclusión del mensaje, la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) dirigió su pensamiento y oración al Papa Francisco a quien “agradecieron sus enseñanzas sobre la alegría del Evangelio, la familia, la misericordia de Dios y la paz, el cuidado de la creación y la fraternidad, la acogida a los migrantes, el ser una Iglesia sinodal y en salida hacia las periferias existenciales” e invitaron al pueblo de Dios a orar por el cuerpo cardenalicio que tiene la “grave responsabilidad de elegir al nuevo Papa, Sucesor de Pedro, que la Iglesia y el mundo necesita hoy, según el corazón de Cristo Buen Pastor”.
Fue el lunes 28 de abril cuando, en la apertura de la 118 asamblea de la CEM, se ofreció una misa en sufragio por el difunto Papa presidida por el arzobispo Joseph Spiteri y en la que el presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano, Ramón Castro Castro, predicó la homilía agradeciendo el ministerio petrino de Francisco.
La homilía del obispo Ramón Castro Castro puede ser vista aquí.