Que la corrupción en todos sus niveles: social, político, económico, cultural e incluso religioso es un problema que compromete a los obispos del Ecuador a elaborar programas de acción con miras a fomentar valores como la honestidad y el respeto al bien ajeno. Fueron parte de las declaraciones del arzobispo de Guayaquil, monseñor Luis Cabrera, designado como presidente de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana (CEE) hasta el periodo 2023.
El religioso mencionó que la Iglesia también ofrecerá lineamientos para que las personas actúen no movidas por antipatías ni simpatías sino por los intereses del país. Esto, a propósito de las elecciones presidenciales del próximo año.
“Que estén motivados por los intereses del Ecuador, del país, por las necesidades reales de todas las personas y, particularmente, de los empobrecidos, de aquellas personas que por una u otra razón en este tiempo de pandemia han perdido su trabajo. Y al perder el trabajo ya sabemos todas las consecuencias que se experimentan en el campo de la salud, de la educación, de la seguridad vivienda, en fin”, comentó monseñor Cabrera.
El religioso señaló que entre los males que afectan al mundo están la insensibilidad y la violencia contra la mujer.
Luego de la CXLVIII Asamblea Plenaria, los obispos de la Conferencia Episcopal Ecuatoriana designaron a su nuevo Consejo de Presidencia.
El miércoles anterior la CEE presentó en una rueda de prensa a sus nuevas autoridades.
Junto a monseñor Cabrera estará como vicepresidente monseñor Alfredo Espinoza, arzobispo de Quito; como secretario general estará el obispo auxiliar de Quito, David de la Torre y como secretario general adjunto, Maximiliano Ordóñez, presbítero de Quito.
El arzobispo de Guayaquil fue parte del Consejo del 2017 al 2020 como vicepresidente y ahora remplazará a monseñor Eugenio Arellano.
La Conferencia Episcopal Ecuatoriana es la institución de carácter permanente que reúne a los obispos del país para así ejercer algunas funciones pastorales a escala nacional.
Con información de El Universal
