Los Obispos de Costa Rica publicaron una serie de argumentos que explican por qué “el embrión humano es persona humana”, motivados por la reciente presentación del proyecto de ley expediente 21.239, que busca reconocer derechos a niños y niñas no nacidos en el país.
El proyecto de ley fue presentado por 29 legisladores y actualmente se encuentra en debate en la Comisión Especial Permanente de Juventud, Niñez y Adolescencia en la Asamblea Legislativa. Sin embargo, la diputada Paola Vega del Partido Acción Ciudadana (PAC), presentó 42 mociones para modificarlo.
Los obispos de la Conferencia Episcopal de Costa Rica (CECR) se dirigieron el 20 de noviembre a los ciudadanos en un comunicado titulado “El embrión humano es persona humana”, con el fin de “recordar aquellos aspectos que nos ofrece el magisterio de la Iglesia, sobre el respeto a la vida y a la dignidad de la persona humana, haciendo mención a la vez de algunos datos que ofrece la investigación científica y técnica”.
Acerca de la vida en el vientre materno, los obispos afirmaron que “la vida de todo ser humano inicia en la fertilización, proceso mediante el cual los gametos haploides masculinos y femeninos se unen para conformar el cigoto, célula totipotencial con un nuevo y único código genético humano”.
“El cigoto es, por tanto, la primera realidad biológica del ser humano. Contiene los 46 cromosomas que llevan implícitos en sí mismos todas las características físicas y fisiológicas que definen a la nueva persona. A partir de allí esa misma célula desencadena un refinado proceso coordinado, continuo y gradual que provoca la formación de más células que generan el blastocisto, la mórula y finalmente el embrión como tal”, explicaron.
“Entendemos, por tanto –continuaron– que la definición genómica del cigoto es la primera corporalidad del ser humano y, como tal, persona sujeta de dignidad y respeto en estado unicelular”.
En ese contexto, la Conferencia Episcopal subrayó que el embrión humano es “persona humana, sujeto de absoluta dignidad y sujeto de derechos inalienables”.
Como consecuencia, recordaron que ese mismo reconocimiento “está claramente plasmado en nuestra Constitución Política, en la Declaración Universal de Derechos humanos, en la Convención Americana de Derechos Humanos y en la Convención sobre los Derechos del Niño”.
La Constitución Política de Costa Rica establece en su artículo 21 que “la vida humana es inviolable”. La Declaración Universal de los Derechos Humanos en el artículo 3 indica: “Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona”.
También la Convención sobre los Derechos del Niño desde su preámbulo se indica: “el niño, por su falta de madurez física y mental, necesita protección y cuidado especiales, incluso la debida protección legal, tanto antes como después del nacimiento”, y luego señala en el artículo 6: “1. Los Estados Partes reconocen que todo niño tiene el derecho intrínseco a la vida. 2. Los Estados Partes garantizarán en la máxima medida posible la supervivencia y el desarrollo del niño”.
En conclusión, los obispos escribieron que “ha de reconocerse que el ser humano en gestación tiene derecho al reconocimiento de su personalidad jurídica, siendo que lo primero que reclama dicha personalidad es el derecho a la vida, por ser el primero y más fundamental de los derechos humanos, dado que sin vida no pueden ejercerse el resto de los demás derechos”.
“Reiteramos nuestro llamado a la conciencia de todos quienes habitamos en este hermoso país, para que se defienda absoluta y plenamente el don de la vida desde sus estadios iniciales a partir del reconocimiento de los datos científicos que sostienen la fortaleza de las determinaciones jurídicas, y que deben de amparar de manera irrestricta el derecho natural esencial y primero, el derecho a la vida”, añadieron.
Finalmente, imploraron “al Dios de la Vida la abundancia de gracias y bendiciones para toda persona humana que habita en esta Nación”.
Con información de Aciprensa