Petar Petkovic, director de la oficina gubernamental para atender ese territorio, calificó como una acción loca y vergonzosa la profanación el domingo último de tumbas en el cementerio de la aldea de Kisnica, aledaño al Monasterio de Gracanica, en el distrito de Pristina.
Petkovic alegó este lunes que se aprecia la desprotección de esas locaciones religiosas e inacción en la investigación de esos hechos por parte de las autoridades kosovares, que desde el 17 de febrero de 2008 proclamaron de manera unilateral su independencia de Serbia.
Esa provincia cuenta con 1,8 millones de habitantes, el 88 por ciento de origen albanés y el 92 por ciento musulmanes. Los ciudadanos de origen serbio suman un seis por ciento del total poblacional e igual proporción de los kosovares profesa el cristianismo ortodoxo.
La independencia de Kosovo carece del reconocimiento de Belgrado y, aunque formalmente es considerada provincia de la República de Serbia, es regida por un gobierno impuesto por la Organización de Naciones Unidas, de acuerdo con la resolución 1244 de su Consejo de Seguridad.
El 7 de diciembre último el Alto Representante de la Unión Europea para Política Exterior, Josep Borrell, llamó a las autoridades de Kosovo a respetar los acuerdos sobre derechos de los habitantes de nacionalidad serbia y las competencias de localidades en que constituyen mayoría.
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