Mamitis, enfermedad mortal

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Me llamo Sabás H. hace tres años murió mi progenitora, tengo 46 años, desde entonces mi salud se ha deteriorado mucho, me dicen los médicos que si sigo así moriré en pocos meses. Hace poco tomé una pistola y me disparé, pensaron que no me iba a salvar, pero me recuperé.

Katy mi esposa se ha dado a la tarea de investigar qué me sucedió, yo estaba bien antes de que mi mamá muriera. Mi hija y mi hijo mayores, me visitan y me atienden de la mejor manera y en sus posibilidades económicas me ayudan. Otras dos niñas que tenemos están pequeñas. Mi esposa me dice que todavía recuerda con tristeza, las palabras que pronuncié cuando murió mi mamá: “Ella era la única que valía la pena en esta vida, si no está ella yo me quiero morir. Nada, ni nadie en este mundo me importa”.

Mi madre, primero

Yo le exigía a mi esposa y a mis hijos que cada domingo estuviéramos en la casa de mi mamá, y esto no es mal visto culturalmente, pero reconozco que sí exageré. Mi esposa y mis hijos querían distraerse, ir de paseo, y yo les imponía ir con mi mamá

Mis tías reforzaron mi conducta, porque me decían, primero conociste madre antes que esposa. Y no recordé las palabras de sabiduría infinita, “Dejará el hombre a su padre y a su madre y será con su esposa una sola carne”.

En ese tiempo yo no quería traicionar a mi mamá porque siempre fui el favorito de ella. Katy piensa que este apego desordenado surgió cuando mi mamá me sobreprotegía. Mi mamá había perdido un bebé que murió a los 4 meses del embarazo. Unos pocos meses después se dio cuenta que me estaba esperando, ella temía que yo podía morir y ahora entiendo que se aferró a mí.

Me hacía sentir que me amaba más que a mi papá y yo aun siendo niño me sentía celoso de mi papá.

Lazos que pesan

Katy se informó que cuando una madre pierde un bebé, y luego se embaraza pronto, sin vivir el duelo puede, a veces, haber una atadura emocional.

Ahora sé que puedo orar para sanar de esa atadura, pueden también interceder por mí las personas, para llegar a ser libre. Mi mamá ya está en el Corazón amoroso y divino de Jesús, y creo que estaría contenta de que yo me realice como persona. También Jesús está conmigo y con mi familia. Espero que con la ayuda de los profesionales que me atienden, se revierta este proceso de enfermedad y de próxima muerte, porque sí me gustaría seguir alcanzando el propósito de mi vida.

EL CASO DE JANNETTE

Me llamo Jannette soy hija única, tengo 50 años de edad. Tuve una relación de pareja con un hombre, sin salirme nunca de la casa de mi mamá. El sí quería casarse conmigo, tenemos tres hijos. Como es natural, mi pareja se cansó de esperarme 20 años y a sus 55 años se acaba de casar.

EL CASO DE TONI

Toni tiene 60 años siempre vivió apegado a su mamá. Su esposa y sus hijos no entendían por qué el dinero del gasto se lo seguía dando a su mamá, y ellos vivían con muchas limitaciones. A los dieciocho años de casado dejó a su familia y se fue a vivir con su mamá, y después de morir ella, él perdió la razón. La familia lo tiene internado en una casa hogar donde lo cuidan profesionales, sus hijos lo visitan y son muy amorosos con él, pero él no los reconoce.

EL CASO DE JUAN

Juan es un joven de 23 años. Cuando supo que su mamá tenía una enfermedad terminal, cortó a su novia. Ha intentado varias veces suicidarse, sin saber por qué lo hace. Dejó también sus estudios de arquitectura y un buen trabajo. Su novia esta triste porque piensa que de estar sano, podrían haber llevado un buen matrimonio, pues es un buen hombre.

Con información de Arquimedios/Martín Gerardo Cruz Ruiz

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