* El presidente de Francia pronunció un discurso calificado como histórico en la Gran Logia de Francia, instando a los francmasones a proteger la ley laicista de 1905: «Sois embajadores de la laicidad», dijo el presidente francés a los masones, a los que sin embargo pidió no usar dicha ley contra el Islam.
El pasado 5 de mayo de 2025, el presidente francés, Emmanuel Macron, intervino en la sede de la Gran Logia de Francia, situada en el distrito XVII de París, en un acto inédito que marca la primera visita de un jefe de Estado en ejercicio a esta obediencia masónica. El evento sirvió como conmemoración anticipada del 120.º aniversario de la ley de 1905, piedra angular de la laicidad republicana.
Promulgada el 9 de diciembre de 1905, esta ley establece de forma definitiva la separación entre las Iglesias y el Estado en Francia, garantizando la libertad de conciencia y el libre ejercicio de los cultos, a la vez que prohíbe al Estado subvencionar o reconocer oficialmente ninguna religión. Su objetivo es proteger tanto la neutralidad de las instituciones públicas como los derechos individuales de los ciudadanos en materia de creencias.
Según recoge Franceinfo, Macron destacó que «la laicidad no es una religión de sustitución» y que debe protegerse de quienes «quieren tergiversarla para excluir». En un momento en el que ciertos partidos políticos intentan instrumentalizar la neutralidad religiosa del Estado usándola para reforzar sus programas, el presidente hizo un llamamiento explícito a los masones: «Sois embajadores de la laicidad».
Defensa del Islam
Durante su intervención, recogida también por Le Figaro, Macron advirtió sobre el riesgo de que la ley de 1905 sea utilizada con fines identitarios. «Debemos ser vigilantes ante quienes quieren borrar, traicionar o desviar esta gran ley», afirmó. Rechazó que el laicismo pueda servir como excusa para marginar religiones, especialmente el islam, subrayando que la norma fue concebida como garantía de libertad y convivencia, no como instrumento de exclusión.
La elección de la Gran Logia de Francia para este discurso no fue casual. Esta obediencia, considerada más tradicional y espiritual que el Gran Oriente de Francia, reúne a unos 32.000 miembros y se ha mantenido históricamente más distante del debate político. La visita, según analistas citados por BFMTV, representa un gesto simbólico de acercamiento a una institución con fuerte peso moral y republicano.
Suicidio asistido
En su alocución, Macron también abordó otros temas de fondo como el debate sobre el final de la vida. En referencia al próximo proyecto legislativo sobre la ayuda médica a morir, afirmó: «No podemos reducir el debate a estar a favor o en contra de la vida». Apostó por una discusión matizada que respete las distintas sensibilidades y subrayó la necesidad de un enfoque compasivo y ético. En otras palabras, pretende justificar la aprobación del suicidio asistido desde posicionamienos morales.
Macron rindió homenaje a figuras destacadas de la masonería, como Hubert Germain, último compañero de la Liberación, y Arnaud Beltrame, teniente coronel asesinado en un atentado islamista tras intercambiarse por un rehén, y miembro de la logia Jérôme-Bonaparte. Con estos gestos, el presidente quiso enlazar la contribución histórica de los masones a la República con los desafíos del presente.
El discurso se enmarca en un contexto de creciente tensión en torno a la laicidad. La propuesta del ministro del Interior, Bruno Retailleau, de extender la prohibición de símbolos religiosos a los acompañantes de excursiones escolares, ha avivado el debate público sobre los límites del laicismo y las libertades individuales.
Al concluir su intervención, Macron reiteró que «la única palabra que se alinea con la laicidad es libertad», reafirmando su visión de una República capaz de acoger a todos, creyentes o no, sin renunciar a sus principios fundacionales.
PARIS, FRANCIA.
INFOCATÓLICA.