Los retos del 2021: la censura.

Gladium
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Esta columna es la primera del nuevo año para un servidor, y la única certeza que se tiene es que Dios no nos abandona, los planes gubernamentales con relación al COVID-19 siguen avanzando y que los planes globalistas (y con ello del progresismo) tendrán mucho apoyo del país más poderoso del mundo.

El año 2020 fue la demostración de una humanidad con poca fe en Dios, se entregó a la tecnología esperando que tuvieran la respuesta y ahora tenemos vacunas, fabricadas con una rapidez inusitada, con dilemas éticos de por medio, pero ahora podemos decir a todo este miedo infundado a través de la información a mansalva se le suma otro: la censura virtual.

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Ahora bien, la censura siempre ha existido, desde la Antigüedad buscando que información privilegiada pusiera en peligro los interese de determinada nación e imperio, hasta las cartas escritas a familiares enviadas por soldados en campaña durante el conflicto bélico donde fueran participes.

Desde motivos de inteligencia, impidiendo que la gente común supiera donde se encontraba su familiar, hasta el maquillaje de la realidad u ocultación si era muy grave.

Pasando por alguna batalla perdida, el curso de la guerra no era favorable y eso podría desmoralizar a la población haciendo que los líderes políticos del país pierdan popularidad y con ello el poder, hasta motivos importantes como cuestiones sanitarias, pues, como dice el dicho “en la guerra y el amor todo se vale”, si hay dinero de por medio, hay poder de por medio, y en este mundo tan materialista es muy seductor alcanzarlo.

Vamos al hecho que nos atañe, la critica a la censura del todavía presidente Trump, si es preocupante por el sesgo aplicado, muy favorable en cuanto a los intereses que las grandes empresas dueñas de las redes sociales muestran de una manera mas severa: a favor de la izquierda, el globalismo radical, en detrimento de un ataque a sus intereses malsanos.

Se hace necesario, por lo tanto, enfatizar el sesgo aplicado: puedes ofender religiones, herir la sensibilidad y sentimientos de millones de creyentes de una religión en específico, lo más común es a la grey católica, porque son los que propugnan siempre lo contrario a mis intereses, pero, no te metas con mis tontos útiles, los musulmanes, afroamericanos, comunidad LGBT, porque los necesito económicamente, socialmente para obtener legitimidad, dar la falsa sensación de libertad de expresión virtual. Si no, te someto al escarnio publico y defenestrado de la gran masa popular.

Censurando de ese modo, nos muestran realmente lo que son, unos instrumentos propios del capitalismo mas salvaje y componentes importantes de las novelas distópicas, pero con mas parecido a la realidad actual que asusta, “1984” y “un mundo feliz” de George Orwell y Aldous Huxley.

Dicha comprensión de esta censura a modo, selectiva a favor de cualquier interés menos a lo referente a lo mas profundo de la vida, como lo es la maternidad, la Buena Nueva, la familia, no viene de la nada, la Organización de Naciones Unidas, es el gran brazo para imponer este rasero global, y lo han advertido gente académica y católica como Monseñor Juan Claudio Sanahuja, historiadores como Alberto Bárcena y Ricardo de la Cierva, y otros escritores pero de forma literaria como Robert Hugh Benson en el “Señor del Mundo”, G.K. Chesterton en prácticamente todos sus escritos, ensayos y novelas, el P. Leonardo Castellani, cada uno a su manera, y entendiendo su circunstancia actual nos advierte siempre tomando en consideración lo que Cristo profetizó para todos aquellos testigos y predicadores de la Luz y Verdad cristiana:  «En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles: No os fiéis de la gente, porque os entregarán a los tribunales y os azotarán en sus sinagogas; y por mi causa seréis llevados ante gobernadores y reyes, para que deis testimonio ante ellos y ante los gentiles. Mas cuando os entreguen, no os preocupéis de cómo o qué vais a hablar. Lo que tengáis que hablar se os comunicará en aquel momento. Porque no seréis vosotros los que hablaréis, sino el Espíritu de vuestro Padre el que hablará en vosotros. Entregará a la muerte hermano a hermano y padre a hijo; se levantarán hijos contra padres y los matarán. Y seréis odiados de todos por causa de mi nombre; pero el que persevere hasta el fin, ése se salvará.» (Mateo 10, 17-22)

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