Los cappelletti de la abuela y el chocolate de la mamá de Francisco Bergoglio

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Papa Francisco señaló que esta Navidad pensará en los pobres, en los olvidados, en los niños abusados y explotados y en los que están enfermos y pasarán estas fiestas en los hospitales. Además, recordó sus festejos en Buenos Aires, durante su infancia y juventud.

«Como Jesús, que nació pobre: ​​ese día María era una mujer de la calle, porque no tenía un lugar adecuado para dar a luz», señaló el Sumo Pontífice para destacar qué pensará esta Navidad. Francisco habló en una entrevista que se publicó en distintos medios italianos.

También remarcó que piensa «en todos los olvidados, los abandonados, los últimos y, en particular, los niños abusados ​​y esclavizados. Me hace llorar y enojarme al escuchar las historias de niños y adultos vulnerables que son explotados».

«Y luego, pienso en los niños enfermos que pasarán la Navidad en el hospital, no hay palabras, solo podemos aferrarnos a la fe, a Dios, y preguntarle: ¿Por qué?», agregó.

La Navidad en su infancia

Durante la entrevista Francisco recordó sus festejos de Navidad con su familia en Buenos Aires. «Íbamos a casa de una tía por la noche, porque en Buenos Aires y en nuestra familia no había costumbre en esa época de celebrar la Nochebuena como hoy. Se celebraba el día 25, siempre con los abuelos», introdujo.

«Recuerdo una vez una cosa curiosa: llegamos y mi abuela todavía estaba haciendo cappelletti, los hacía a mano. ¡Había hecho 400! ¡Quedamos asombrados! Allí estaba toda nuestra familia: también vinieron tíos y primos«, comentó Francisco en una entrevista publicada por «La Repubblica» y «La Stampa«.

Jorge Bergoglio aseguró además que le encantan los villancicos porque «están llenas de poesía».

Sus festejos de cumpleaños

Por otro lado, después de festejar sus 85 años, Francisco recordó cómo festejaba sus cumpleaños. “Éramos cinco hermanos en la casa. Además de mí estaban Marta Regina, Alberto Horacio, Oscar Adrián y María Elena. El cumpleaños siempre fue una celebración para toda la familia. Vinieron los abuelos, los tíos … Mi madre hacía chocolate muy espeso para beber», explicó.

En la recorrida por sus recuerdos no dejó de lado los partidos de fútbol. «No siempre había quien traía la pelota de cuero, sino que más bien se jugaba con una pelota de trapo«. «En Argentina, el trapo se ha convertido en un símbolo cultural de esa época, al punto que un poeta popular escribió un poema llamado ‘balón de harapos'», contó a los medios italiano.

AR/FL

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