La puesta en marcha de la base de datos (art. 33) es una de las novedades que se mencionan en el documento «Medidas administrativas para el personal religioso», que fue difundido ayer y pone de manifiesto el control absoluto al que se ven sometidas las experiencias religiosas en China. El documento consta de 7 capítulos y 52 artículos, en los que se indica minuciosamente el modo en que deberá registrarse el personal religioso, sus características y tipo de trabajo, los «derechos», pero sobre todo las «obligaciones» de obispos, sacerdotes, monjes budistas y taoístas, etc…..
El documento había sido publicado en el mes de noviembre, en el sitio web de SARA, con el objeto de recoger posibles sugerencias y correcciones. Ayer fue republicado con muy pocos cambios y entrará en vigor a partir del 1 de mayo.
Toda persona que desee ejercer una función religiosa debe cumplir con ciertos criterios previos: debe «amar a la patria, apoyar el liderazgo del Partido Comunista de China, apoyar el sistema socialista, respetar la Constitución, las leyes, los reglamentos y las normas, practicar los valores fundamentales del socialismo, adherirse al principio de independencia y autogestión de la religión y adherirse a la política religiosa de China, manteniendo la unidad nacional, la unidad étnica, la armonía religiosa y la estabilidad social» (art.3).
Hay que destacar que entre las «obligaciones» figura la de «resistir [contrarrestar] las actividades religiosas ilegales y el extremismo religioso y resistir la infiltración de fuerzas extranjeras que se valen de la religión». Para los católicos, esto significa que los sacerdotes y obispos oficiales no podrán expresar su comunión con los sacerdotes y obispos no oficiales, sino que deberán avalar y apoyar la división impuesta por el régimen.
Incluso los obispos católicos, aunque estén «aprobados y ordenados» por el Consejo de Obispos de China, sólo pueden ejercer su ministerio tras inscribirse en el SARA. De este modo, el ministerio pastoral de los obispos es gestionado por el Estado y no por la Iglesia (art. 16).
Muy similar es la situación de los «budas vivientes» en el budismo tibetano: no pueden ejercer ningún ministerio ni considerarse verdaderas reencarnaciones sin el permiso del Partido Comunista Chino (art. 15).
En diálogo con AsiaNews, un sacerdote católico de China comentó:
«En este documento no hay nada nuevo. Sigue tratando a las religiones como instituciones estatales y los compromisos de los trabajadores religiosos como funcionarios civiles. Tanto es así que su trabajo debe estar regulado, controlado y registrado como un empleo civil. El registro se realiza a través de las entidades religiosas, pero en las oficinas civiles responsables. Y esto es doloroso, especialmente para los obispos».
El 8 de febrero, al reunirse con el cuerpo diplomático, el Papa Francisco mencionó en un momento dado la renovación del Acuerdo Provisional entre China y la Santa Sede. «Se trata -dijo- de un entendimiento de carácter esencialmente pastoral y la Santa Sede espera que el camino emprendido continúe, en un espíritu de respeto y confianza mutua, contribuyendo aún más a la solución de las cuestiones de interés común».
Varios sacerdotes de China se preguntan si este nuevo documento sobre «Medidas Administrativas» no socava los logros «pastorales» del Acuerdo, ya que somete el ministerio de los obispos al poder del Partido y reafirma la división entre las comunidades oficiales y las subterráneas.
ASIA NEWS.