Es costumbre certificar los milagros post mortem, y que lo haga la autoridad eclesiástica adecuada tras consultar con los expertos pertinentes. Pero en estos tiempos de dominio de los medios de comunicación, parece adecuado que sea una famosa televisión norteamericana la que proclame el prodigio en sus noticias.
El milagro, de creer a la cadena televisiva, sucedió sobre el escenario, durante una audiencia del Papa en el Aula Pablo VI. Todos podemos recordar el momento, porque el evento tuvo uno de esos detalles ternuristas de quiebra del protocolo que tanto gustan a los medios: un niño de 10 años, de pronto, se subió al escenario y fue hacia el Santo Padre, que le hizo sentar a su lado el resto de la audiencia y acabó regalándole el solideo.
Y este es el niño del milagro, Paolo Bonavita. Bonavita, afectado por autismo y epilepsia, estaba en Roma para someterse a pruebas médicas después de que los facultativos sospechasen de la presencia en el niño de un tumor o de esclerosis múltiple. Y el milagro consistió en subir solo las escaleras, algo que, asegura su madre, Elsa Morra, no podía hacer sin ayuda.
“Pensé: esto no puede estar sucediendo”, declaró a CBS News Morra, quien añadió que el médico estaba casi seguro de que tenía un tumor cerebral.
Francisco, añadió Morra en su declaración a la cadena, le cogió la mano y le dijo: “Para ti, lo imposible no existe”. Un mensaje que Morra entendió mejor tres semanas más tarde, cuando los médicos le dijeron que no había indicios de cáncer en su hijo y que sus síntomas habían mejorado. “Gracias por el milagro”, es lo que Morra espera tener la oportunidad de decirle al Papa.
Por Carlos Esteban
Infovaticana.
