Después de que Monseñor Gómez criticara el viernes pasado la cultura «woke» y las nuevas ideologías anticristianas en el Congreso Católicos y Vida Pública, diversos profesores universitarios y grupos católicos progresistas norteamericanos han iniciado una campaña contra él, para exigir que se retracte. Sin saberlo le están dando la razón tratando de «cancelarle»
El Arzobispo de los Ángeles, Mons. José Horacio Gómez, participó el pasado fin de semana en el 23er Congreso Católicos y Vida Pública de Madrid, invitado por sus organizadores. El impactante discurso que pronunció en la inauguración del Congreso, dedicado a las ideologías modernas, ha tenido gran resonancia más allá de las fronteras españolas.
Muchos han elogiado su valentía en denunciar la «cosmovisión elitista» que intenta crear un mundo al margen de la religión y especialmente del cristianismo, considerado como «un estorbo para el tipo de sociedad que esperan construir». También señaló que la «secularización» en realidad consiste en una «descristianización» y que, durante años, tanto en Europa como en los Estados Unidos, «se ha hecho un esfuerzo deliberado por borrar las raíces cristianas de la sociedad y por suprimir cualquier influencia cristiana».
Para explicar ese proceso, se refirió a la «cultura de la cancelación», surgida en Norteamérica, que intenta expulsar de la vida pública a los que mantienen ideas políticamente incorrectas. El prelado, sin miedo a ser políticamente incorrecto, se atrevió a defender que lo que se cancela son los puntos de vista basados en las creencias cristianas «sobre la vida y la persona humanas, sobre el matrimonio, la familia y mucho más».
En ese sentido, explicó que la mejor manera de entender los «nuevos movimientos de justicia social» era «considerarlos como pseudo religiones» e incluso rivales de las creencias cristianas. Estos movimientos de «cultura woke», «política identitaria» e «interseccionalidad», profundamente ateos, intentan ofrecer un sentido de la vida ajeno al cristianismo, ocupando el espacio que antiguamente ocupaba la religión y reduciendo el valor del ser humano al color de su piel, su «género» o su origen étnico.
El arzobispo señaló que estos movimientos ideológicos habían sido «sembrados y preparados durante muchos años en nuestras universidades». Quizá por ello, el discurso ha suscitado también grandes quejas en ámbitos universitarios, especialmente en universidades jesuitas. En ese contexto, se están recogiendo firmas para exigir que Mons. Gómez pida públicamente perdón por su discurso. Entre las doce mil firmas recogidas hasta el momento, se encuentran las del P. Bryan Massingale, conocido teólogo de la Universidad jesuita de Fordham, Miguel Díaz, teólogo de la Universidad jesuita de Loyola en Chicago, Kathleen Dorsey, Directora del Instituto de Estudios Católicos Negros de la universidad jesuita de Louisiana, o Shannen Dee Williams, profesor de Historia de los Católicos Negros en la Universidad Marianista de Dayton.
En esta petición, titulada «Pida perdón y escuche a los católicos negros», se describen las afirmaciones del arzobispo como «dañinas», «dolorosas» y «ofensivas», y se le exige que se disculpe por lo que ha dicho y se «solidarice con los movimientos de justicia social, como ha hecho el Papa Francisco». También han firmado la petición la Presidenta de la universidad católica Trinity Washington University y el capellán de la Federación de Trabajadores de Chicago.
Como informa el portal National Catholic Reporter, la Asociación de Sacerdotes Católicos de los Estados Unidos, una organización progresista que defiende, por ejemplo, la ordenación sacerdotal de mujeres, la aceptación de las relaciones homosexuales en la Iglesia o el fin del celibato, publicó una declaración en la que su Director Ejecutivo, el P. Stephen Newton, afirmaba que, al leer el discurso de Mons. Gómez, «se le encogió el estómago». El vicepresidente de la Asociación afirmó que sentía «desprecio» ante las palabras del Arzobispo.
Por su parte, el movimiento católico Pax Christi criticó en particular que Mons. Gómez usara negativamente la palabra «woke», algo que, según el movimiento «es típico de los que sienten que el poder que tradicionalmente han ejercido se ve amenazado por los que piden un incremento de la justicia, la equidad y los cambios sociales».
InfoCatólica.