El envejecimiento de la población lleva a los países a perder su tasa de reemplazo. Y tambièn los conduce a una grave crisis financiera: ¿cómo sostener el crecimiento econòmico sin mano de obra, con subsidios a los ancianos y sin consumidores?
A menos población, menos consumo, menos producción, mayor demanda de subsidios, más elevados costos, menor competitividad, menores ventas al exterior, menos divisas…
Mientras Occidente continúa dando un paso tras otro para fomentar el aborto, en China se han dado cuenta de las graves consecuencias que implica el hundimiento de la natalidad y han decidido frenarlo. Un ejemplo a seguir, sostiene el padre Santiago Martín.