San Juan Pablo II, Papa, dedicó una carta apostólica, Ordinatio sacerdotalis, a explicar por qué la Iglesia no puede ordenar mujeres como sacerdotes, poniendo toda su autoridad pontificia para zanjar definitivamente la cuestión. La carta acaba así:
«Si bien la doctrina sobre la ordenación sacerdotal, reservada sólo a los hombres, sea conservada por la Tradición constante y universal de la Iglesia, y sea enseñada firmemente por el Magisterio en los documentos más recientes, no obstante, en nuestro tiempo y en diversos lugares se la considera discutible, o incluso se atribuye un valor meramente disciplinar a la decisión de la Iglesia de no admitir a las mujeres a tal ordenación.
Por tanto, con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia, que atañe a la misma constitución divina de la Iglesia, en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos (cf. Lc 22,32), declaro que la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia».
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La Congregación para la Doctrina de la Fe respondió a una dubia sobre la naturaleza del pronunciamiento pontificio, advirtiendo que se trata de una doctrina propuesta infaliblemente por la Iglesia:
Pregunta: Si la doctrina que debe mantenerse de manera definitiva, según la cual la Iglesia no tiene facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres propuesta en la Carta Apostólica Ordinatio sacerdotalis, se ha de entender como perteneciente al depósito de la fe.
Respuesta: Sí. Esta doctrina exige un asentimiento definitivo, puesto que, basada en la Palabra de Dios escrita y constantemente conservada y aplicada en la Tradición de la Iglesia desde el principio, ha sido propuesta infaliblemente por el Magisterio ordinario y universal (cf. Lumen gentium, 25,2). Por consiguiente, en las presentes circunstancias, el Sumo Pontífice, al ejercer su ministerio de confirmar en la fe a sus hermanos (cf. Lc 22,32), ha propuesto la misma doctrina con una declaración formal, afirmando explícitamente lo que siempre, en todas partes y por todos los fieles se debe mantener, en cuanto perteneciente al depósito de la fe.
En el mes de mayo del año 2018, el cardenal Luis Ladaria, Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, recordó en un artículo publicado en L´Osservatore Romano el carácter definitivo de la doctrina católica sobre el sacramento del orden sacerdotal reservado para los hombres.
Escribió entonces el cardenal español:
La Iglesia siempre se ha sentido obligada por esta decisión del Señor, que excluye que el sacerdocio ministerial pueda conferirse válidamente a las mujeres. Juan Pablo II, en su carta apostólica Ordinatio sacerdotalis, publicada el 22 de mayo de 1994, enseñó «con el fin de alejar toda duda sobre una cuestión de gran importancia» y «en virtud de mi ministerio de confirmar en la fe a los hermanos» (cf. Lc 22,32), que «la Iglesia no tiene en modo alguno la facultad de conferir la ordenación sacerdotal a las mujeres, y que este dictamen debe ser considerado como definitivo por todos los fieles de la Iglesia».
La Congregación para la Doctrina de la Fe, en respuesta a una duda sobre la enseñanza de la Ordinatio sacerdotalis, reiteró que se trata de una doctrina que pertenece al depósito de la fe.
Desde este punto de vista, es motivo de grave preocupación que aún se escuchen voces en algunos países que cuestionan la validez de esta doctrina. Para sostener que esto no es definitivo, se argumenta que no se ha definido ex cathedra y que una decisión posterior de un futuro Papa o Concilio podría, por lo tanto, revocarla. Sembrar estas dudas causa una gran confusión entre los fieles, no solo acerca del sacramento del Orden Sagrado como parte de la constitución divina de la Iglesia, sino también acerca del Magisterio ordinario, que puede enseñar infaliblemente la doctrina católica.
Pues bien, todo eso no parece significar nada para el presidente el episcopado alemán. Mons. Bätzing dijo en una entrevista con el «Herder Korrespondenz» (edición de enero):
«Debo decir honestamente: percibo que estos argumentos son cada vez menos convincentes y que hay argumentos bien elaborados en la teología que hablan a favor de abrir el oficio sacramental también para las mujeres».
Como primer paso, dijo, se habla a menudo del diaconado de las mujeres, es decir, la ordenación de diaconisas. Se haría en una primera etapa antes de la ordenación de sacerdotisas y obispesas. Es en el diaconado donde el prelado alemán ve espacio para maniobrar.
Con información de InfoCatólica