El Consejo de Patriarcas y Obispos Católicos se reunió ayer en Bkerké. Es prioritario el nacimiento de un gobierno de «salvación» que esté «libre de interferencias partidistas». La guerra frontal entre el presidente Aoun y el primer ministro en funciones Hariri, quien se reúne hoy con el Papa. El vacío de poder ralentiza las investigaciones sobre la doble explosión en el puerto de Beirut.
El Consejo de Patriarcas y Obispos Católicos de Oriente apoya la propuesta del primado maronita, cardenal Beshara Raï, de realizar una conferencia internacional sobre el Líbano y la formación de un gobierno «libre de injerencias partidistas». El país de los cedros, observan en una nota los dignatarios católicos orientales reunidos ayer en Bkerké, necesita una iniciativa global para resolver la crisis interna y favorecer el nacimiento de un ejecutivo «de salvación y libre de cualquier posible injerencia política o partidaria».
Presidido por el patriarca maronita, el encuentro contó con la participación del patriarca greco-católico Youssef Absi, el patriarca sirio-católico Ignace Younan y numerosos obispos y personalidades de la Iglesia oriental. Los presentes recordaron que el país no tiene un gobierno en funciones con plenos poderes desde el 10 de agosto de 2020 y que la formación del nuevo ejecutivo ha desencadenado una guerra frontal de competencias y atribuciones de poderes entre el jefe de Estado Michel Aoun y el Primer Ministro en funciones Saad Hariri, quien hoy se encuentra en Roma para reunirse con el Papa Francisco.
En nombre del Consejo, el padre Claude Nadra destacó que «el Líbano ha perdido su soberanía» y «las fuerzas políticas son incapaces de sentarse en la misma mesa», por lo que resulta cada vez más necesario «organizar una conferencia internacional» bajo los auspicios de la ONU. Añadió que esta iniciativa es «obligatoria para defender» al pueblo libanés y hacer cumplir «resoluciones internacionales» que nunca han entrado en vigor (en particular, la 1559 de las Naciones Unidas).
Los pastores católicos también pidieron la creación de un nuevo gobierno «capaz de tomar decisiones y comenzar a trabajar» para poner fin a una crisis que ha durado más de ocho meses, e insistieron en que la «neutralidad» debe seguir siendo «la identidad del Líbano». En el encuentro también se habló de la crisis socioeconómica que ha provocado «hambre, miseria, pobreza y desempleo galopante» en el país. Y la situación no se debe «solo a la pandemia de coronavirus sino a la ausencia de un gobierno». Ese vacío de poder también explica la lentitud de la investigación sobre la doble explosión en el puerto, el 4 de agosto del año pasado, mientras las familias de las víctimas y los heridos siguen esperando la indemnización prometida por el Estado.
Beirut, Libano.
AsiaNews / Agencias.