Hoy, 180 años de una aparición de Nuestra Señora de la Medalla Milagrosa y la conversión de un banquero judío

El 20 de enero de 1842, la Virgen se apareció al judío Alfonso Ratisbonne, en la Iglesia de Santa Andrea delle Fratte (cerca de Piazza di Spagna), convirtiéndolo al catolicismo.

La biografía de él, anota textualmente:

Alphonse Marie Ratisbonne ( Estrasburgo , 1 de mayo de 1814 – Ein Kerem , 6 de mayo de 1884 ) fue un abogado y presbítero francés , de origen judío , que se hizo famoso por su testimonio sobre una aparición mariana que tuvo lugar en el interior de la basílica de Sant ‘Andrea. delle Fratte en Roma el 20 de enero de 1842 .

Alphonse Ratisbonne, licenciado en derecho y ya iniciado en la carrera de banquero, a la edad de unos veintisiete años, antes de casarse con su prima Flore, decidió ir a Jerusalén , visitando las principales ciudades europeas por el camino. Al llegar a Roma , mientras paseaba con su amigo el barón Marie-Théodore de Bussierre , por curiosidad entró en la iglesia de Sant’Andrea alle Fratte , donde el barón pretendía reservar una misa para un funeral .

Al visitar la iglesia, en la que habían trabajado artistas como Bernini y Borromini , habría tenido, según relató él mismo durante el proceso canónico (en el que se declara el carácter sobrenatural del hecho el 3 de junio de 1842 ) , la visión de una mujer de extraordinaria belleza, en la que reconoció a la Virgen María en la misma pose que la medalla milagrosa , bañada en luz.

Más tarde escribió, refiriéndose al episodio:

«La Virgen no pronunció palabra alguna, pero yo entendí perfectamente… Sentí un cambio tan total que pensé que era otra, la alegría más ardiente estalló en lo más profundo del alma; No podría hablar… No sería capaz de dar cuenta de las verdades de las que había adquirido la fe y el conocimiento. Todo lo que puedo decir es que el velo cayó de mis ojos; ni un solo velo, sino toda la multitud de velos que me habían rodeado desapareció… Salí de un abismo de tinieblas, vi en el fondo del abismo las miserias extremas de las que había sido sacado por una misericordia infinita. .. tantos hombres descienden tranquilamente a este abismo con los ojos cerrados por el orgullo y la indiferencia … Me preguntan cómo aprendí estas verdades, ya que es cierto que nunca he abierto un libro de religión,Biblia : lo único que sé es que, entrando en la iglesia, ignoré todo, y al salir de ella, vi todo claramente… No tenía conocimiento literal pero interpreté el sentido y el espíritu de los dogmas , todo sucedió dentro de mí, y estas impresiones, mil veces más rápidas que el pensamiento, no sólo habían conmovido el alma, sino que la habían dirigido hacia una nueva vida… ya no existían los prejuicios contra el cristianismo , el amor de mi Dios había tomado el lugar de cualquier otro amor . «

A raíz de este encuentro Ratisbona decidió convertirse al catolicismo , recibió el bautismo el 31 de enero de ese mismo año y, habiendo ingresado en la Compañía de Jesús , se hizo sacerdote en 1848 .

Después de dejar la orden se unió a su hermano Théodore (1802-1884) , también sacerdote (convertido quince años antes), en el movimiento Religioso de Nuestra Señora de Sion para la conversión de judíos y musulmanes , que lo llevó a Palestina , donde fundaron una sede cerca del antiguo pretorio de Pilatos , donde se halló el Litostroto del que habla el Evangelio de Juan . Murió en Ein Kerem el 6 de mayo de 1884 .

Vittorio Messori , en su libro Hipótesis sobre María , traza un paralelo entre la súbita conversión de Ratisbona y la igualmente súbita de André Frossard .

La pintura de la Madonna del Miracolo aparece con la frente adornada con una corona y un círculo brillante de 12 estrellas. El rostro sonríe discretamente mientras dirige su mirada a quien está arrodillado frente a ella, muy afable, pero a la vez muy regia. Con el porte da la impresión de una persona alta, esbelta sin ser flaca, muy bien proporcionada, trayendo consigo esa persona imponderable que es plenamente consciente de su dignidad. Suscita una impresión de realeza, mucho menos por la corona que por su presencia, por la mezcla de grandeza y misericordia.

La persona que lo contempla tiende a hacer las paces, a calmarse, a calmarse, como quien siente sus malas pasiones aquietadas en la agitación. Como si dijera: «Hijos míos, todo lo arreglo, no se atormenten, aquí estoy escuchándolos a ustedes que todo lo necesitan, pero todo lo puedo y mi deseo es dárselo todo. Así que no duden, no te demores, te ayudaré abundantemente”.

El cuadro desprende cierto aire de misterio, pero un misterio suave y diáfano. Sería como el misterio de un día inundado por un cielo muy azul, en el que uno se pregunta qué habrá más allá del azul. Pero no es un misterio cargado, es un misterio que queda detrás del azul y no detrás de las nubes. Ante ella, el 20 de enero de 1842, se produjo la conversión milagrosa al catolicismo del judío Alfonso Ratisbona.

Observa la impresión de pureza que transmite el cuadro. Comunica algo sobre el placer de ser puro, dejando claro que la felicidad no está en la impureza, al contrario de lo que mucha gente piensa. es todo lo contrario Poseyendo realmente la pureza, se comprende la felicidad inefable que ella otorga, cerca de la cual toda pseudo-felicidad de la impureza es basura, tormento y aflicción.

También tenga en cuenta la humildad. Revela la actitud de una reina, pero abstrayéndose de cualquier superioridad sobre la persona que ora delante de ella, trata a la persona con la debida proporción; cuando ninguno de nosotros tiene esta proporción, ni siquiera los santos. Sin embargo, si apareciera Nuestro Señor Jesucristo, se arrodillaría para adorar a Aquel que es infinitamente más. Posee la felicidad inefable de la modestia y la pureza.

Frente a un mundo que el demonio va arrastrando hacia el mal, con el placer de la impureza y el orgullo, Nuestra Señora del Milagro nos comunica este placer de la ausencia de pretensiones y la pureza.