La fe católica ha colocado en un lugar especial a la Virgen María, por sus raíces bíblicas y por la misión particular desempeñada. Y desde tiempos muy antiguos, se consideró que María no había sufrido la corrupción de su cuerpo, como nos sucede a todos nosotros. Ella ya participa del triunfo sobre la muerte y ha sido glorificada, al igual que su Hijo Jesucristo.
En la Diócesis de Campeche, gracias a la evangelización de los misioneros franciscanos, quedó muy asentada y difundida esta advocación mariana. Baste notar y señalar que casi el 10% de las parroquias (seis) tienen a la Virgen de la Asunción como su patrona, a quien celebran el 15 de agosto. Las mencionamos: El Guanal (Ciudad del Carmen), Bolonchén de Rejón, Tenabo, Dzibalché, Lerma y Seybaplaya.
El PAPA PÍO XII
Ese dogma ha sido proclamado, recientemente, por el papa Pío XII con la Constitución Apostólica “Munificentissimus Deus”en 1950. Reportamos algunas frases del papa Pío XII: “San Juan Damasceno escribe que… Convenía que aquella que en el parto había conservado intacta su virginidad conservara su cuerpo también después de la muerte libre de la corruptibilidad. Convenía que aquella que había llevado al Creador como un niño en su seno tuviera después su mansión en el cielo. Convenía que la esposa que el Padre había desposado habitara en el tálamo celestial. Convenía que aquella que había visto a su hijo en la cruz y cuya alma había sido atravesada por la espada del dolor, del que se había visto libre en el momento del parto, lo contemplara sentado a la derecha del Padre. Convenía que la Madre de Dios poseyera lo mismo que su Hijo y que fuera venerada por toda criatura como Madre y esclava de Dios.»
Por su parte, san Germán de Constantinopla afirma: «Tú, según está escrito, te muestras con belleza; y tu cuerpo virginal es todo él santo, todo él casto, todo él morada de Dios, todo lo cual hace que esté exento de disolverse y convertirse en polvo, y que, sin perder su condición humana, sea transformado en cuerpo celestial e incorruptible, lleno de vida y sobremanera glorioso, incólume y participe de la vida perfecta.»
El fundamento de estas consideraciones se encuentra en la Sagrada Escritura. Ella nos hace ver que la Madre de Dios está unida estrechamente a su Hijo y es solidaria siempre de su destino.
El PAPA JUAN PABLO II
En 1997, el papa Juan Pablo II pronunció: «La misma tradición eclesial ve en la maternidad divina la razón fundamental de la Asunción. Se puede afirmar, por tanto, que la maternidad divina, que hizo del cuerpo de María la residencia inmaculada del Señor, funda su destino glorioso».
Más adelante, el mismo santo Papa, continúa diciendo: “El misterio de la Asunción hace hincapié en el privilegio de la Inmaculada Concepción: precisamente porque ha sido ´preservada libre de toda mancha de pecado original, María no podía permanecer, como los otros hombres, en el estado de muerte hasta el fin del mundo. La ausencia de pecado original y la santidad perfecta, desde el primer momento de su existencia, exigían para la Madre de Dios la plena glorificación de su alma y de su cuerpo».
Este dogma es una propuesta verdaderamente feminista, de una auténtica promoción de la mujer. En vez de profanar el cuerpo con el envilecimiento que difunde la sociedad moderna, el misterio de la Asunción proclama el destino sobrenatural y la dignidad de todo cuerpo humano.
¡Virgen de la Asunción, ruega por nosotros!