Gobierno y partido oficial hacia el 2021

Héctor Moreno
Héctor Moreno

Al inicio del proceso electoral 2021, algunas coordenadas pueden ayudar a entender la hoja de ruta que seguirán el Gobierno y el partido oficial, Morena.

Una diferencia fundamental entre las elecciones intermedias y las presidenciales es que en éstas últimas son las figuras las que jalan los votos.

La figura central con la que Morena ganó las presidenciales hace dos años, no aparecerá en la boleta y ello tiene abre vertientes en el proceso del año entrante.

La ausencia de López Obrador como candidato explica el empecinamiento del Presidente en imponer una “consulta” el mismo día. Lo intentó con la revocación de mandato y fracasó. Ahora busca imponer la “consulta” sobre la aplicación de la Ley a los expresidentes por presuntos actos de corrupción.

De aquí al 15 de septiembre -fecha legal límite para impulsar una “consulta” de esa naturaleza- habrá otro elemento que atender: el resultado de la elección de Morena.

Vale la pena considerar como antecedente la amplia ventaja que desde 2016 consolidó el entonces candidato de Morena, lo cual fue el factor aglutinador de grupos tan disímbolos, ideologizados y radicales quienes le soportaron su triunfo. Todos querían ir con el ganador.

Una vez en el poder, las pugnas de esos grupos han imposibiltado la transformación del movimiento en un partido definido y estructurado. Pelean el registro de la marca, los recursos, colocar a sus candidatos para esta contienda y alinear fuerzas con miras al 2024.

La intervención del Instituto Nacional Electoral para hacer la encuesta para seleccionar a sus dirigentes solo deja entrever el grado de balcanizacion al interior del partido oficial.

Mientras no se resuelva completamente esa fase del partido oficial, el Gobierno federal solo cuenta con la propaganda de sus acciones y sus partidos satélites.

Si el Tribunal Federal Electoral no revoca la negativa de registro al partido del matrimonio Calderón Zavala y sus aliados, habrá ocho partidos en la contienda.

Ante la atomización del partido oficial, se anunció la alianza del mismo con PVEM y el PT, pero los videos de la corrupción millonaria de Pío López Obrador y David León quien entregaba dinero a nombre del entonces gobernador de Chiapas, Manuel Velasco Coello dejan ver una grieta de alcances reservados, pues sería un rompimiento del actual régimen con los grupos del viejo sistema priista.

Una de las posibilidades del Gobierno es buscar una alianza con diversos grupos del PRI, sobre todo con algunos gobernadores. Se trataría de una alianza de facto, no de una suma de siglas en la boleta. La disminución del PRI, el pragmatismo tan propio de muchos de ellos y la necesidad de recursos de los estados podrían favorecer esa jugada al gobierno federal.

Pero el gobierno federal tiene un problema mayúsculo: la falta de recursos. La advertencia del secretario de Hacienda, Arturo Herrera de que enfrentaremos un escenario peor que el de 1932 es de consecuencias imprevisibles y el gobierno endurecerá las acciones en busca de recursos.

Por tercer año consecutivo se ha anunciado que los programas clientelares y las obras significativas del régimen tienen blindado su presupuesto, del resto no se sabe a ciencia cierta cómo lo soportarán.

A la falta de recursos deberán sumarse los daños económicos causados por la carencia de una estrategia institucional, estructurada para enfrentar las secuencias de la pandemia.

En ese sentido llama la atención los esfuerzos desesperados que transmite constantemente el Canciller Marcelo Ebrard para asegurar que la vacuna contra el coronavirus estará en los primeros tres meses del año, mientras que Herrera ha expresado su deseo de que llegue el país en los primeros seis meses del año.

Es decir, a la manipulación del combate a la corrupción con la presunta consulta para enjuiciar a ex presidentes se suma la llegada de la vacuna para ponerla en juego en las votaciones.

Lo de la vacuna tiene otro factor encima, que es el legal, pues la ley prohibe al Gobierno hacer propaganda y actos de entrega de obras a partir de abril, excepto en materia de salud. Es decir, todo el peso del gobierno se pondrá en juego de aquí a entonces y su carta para influir en los votantes será la importación de la vacuna.

Otro factor a considerar será la escalada de violencia, solo baste señalar el dato de que actualmente son más de 100 muertos por día en promedio en el país.

Esa tendecia de muerte, sin contar la incertidumbre de los fallecimientos por la pandemia.

El gobierno tendrá escasos recursos para obras, exacerbará el discurso contra el pasado so pretexto de la corrupción y buscará aliados para cubrir el hueco del partido oficial, que si bien podría tener registro y dirigencias podría carecer de solidez para las elecciones. El signo de muerte de este régimen -por la violencia y el mal manejo de la pandemia- podrá pesar entre el electorado.

Es un escenario favorable para una sinergia entre fuerzas sanas dentro de los partidos de oposición y ciudadanos organizados para influir en conformar legalmente un contrapeso de poder.

 

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