Gaudí, rumbo a los altares

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El “arquitecto de Dios”, célebre por su obra en la Sagrada Familia de Barcelona, ha sido reconocido por sus virtudes heroicas.

El Papa Francisco ha proclamado Venerable a Antoni Gaudí, el célebre arquitecto catalán que dedicó su vida a la construcción del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia en Barcelona. Con esta declaración, el Pontífice reconoce oficialmente las virtudes heroicas del máximo exponente del modernismo catalán, cuya obra fue concebida como una auténtica expresión de fe.

La decisión se dio a conocer tras una audiencia con el cardenal Marcello Semeraro, prefecto del Dicasterio para las Causas de los Santos, durante la cual se autorizaron también otros decretos. Entre ellos, se incluyen las beatificaciones de la monja india Eliswa de la Santísima Virgen, fundadora de las Carmelitas Teresianas, y del sacerdote misionero italiano Nazareno Lanciotti, mártir en Brasil. También fueron declarados Venerables los sacerdotes Agostino Cozzolino, Pietro Giuseppe Triest y Angelo Bughetti.

Una vida dedicada a Dios a través del arte

Antoni Gaudí i Cornet nació el 25 de junio de 1852, probablemente en Reus, y fue un hombre profundamente religioso, cuya espiritualidad marcó cada una de sus obras. En 1883, a los 31 años, asumió la dirección de las obras de la Sagrada Familia, apenas cinco años después de haberse titulado como arquitecto. Desde entonces, consagró su vida a este templo, que consideraba una misión encomendada por Dios.

Gaudí no solo transformó el diseño inicial neogótico, sino que concibió una arquitectura inspirada en las formas de la naturaleza y cargada de simbolismo cristiano. Devoto de San Felipe Neri, fue influenciado por la espiritualidad benedictina y franciscana, y veía el arte como una forma de alabanza al Creador.

Durante su vida, sufrió múltiples pérdidas personales, lo que lo llevó a adoptar un estilo de vida austero y ascético. Se retiró de otros proyectos para dedicarse por completo a la Sagrada Familia, donde incluso vivió en una habitación contigua al templo en sus últimos años.

Muerte y legado

El 7 de junio de 1926, Gaudí fue atropellado por un tranvía. Al no ser reconocido, fue llevado al Hospital de la Santa Creu, destinado a los pobres. Falleció tres días después, el 10 de junio, tras recibir los sacramentos. A su entierro acudieron unas 30.000 personas, testimonio del impacto de su vida y obra.

Con su proclamación como Venerable, la Iglesia da un paso más en el proceso de canonización de Gaudí, cuya figura sigue siendo admirada tanto por su genialidad artística como por su profunda fe cristiana.

CIUDAD DEL VATICANO.

LUNES 14 DE ABRIL DE 2025.

INFOVATICANA.

ILUSTRACIÓN<: ENTRESPACIOS

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