Lo que aprobó la Cámara alta en Francia a finales de julio y principios de agosto “es una enmienda que permite factores bastante contrarios a la bioética personalista, una de ellas en el tema de la reproducción humana asistida, el cual permite el acceso a este tipo de técnicas para lesbianas y también para solteras”, estableció Agustín Losada, reconocido doctor en Bioética.
En diálogo, vía telefónica, con Agencia Católica de Noticias (ACN), el especialista en temas de bioética, que radica en España, advirtió que “con muy poca oposición”, el sistema parlamentario francés, “asumió un principio que es erróneo, al asumir que cualquier ciudadana tiene derecho a tener hijos”.
“Afirmar que la gente tiene derecho a tener descendencia es un error si partimos de la bioética y el factor humano. Nadie tiene derecho a tener hijos, lo que existe es el derecho a tener padres y que se sepa quiénes son”,
aseveró.
Agregó que al partir de ese punto equivocado, los congresistas justificaron de forma perversa que entonces las parejas que no pueden tener hijos, “se les encontraría una ‘solución científica’ a este problema”.
Se permitió el acceso a la técnica de reproducción asistida a lesbianas y a mujeres solteras y el aborto por indicación médica en cualquier momento del embarazo.
Además, amplió, que los senadores añadieron “una serie de indicaciones médicas al aborto sin limitación de plazo, que son de razón psicosocial; es decir si la mujer por ejemplo, el embarazo le supone un trauma inasumible o es de una clase social muy baja y de repente le da cuenta que no va a poder hacerse cargo del niño, o este tipo de razones, a juicio del médico que le lleve el embarazo, puede considerarse como una razón válida para propiciar y permitir el aborto”.
Explicó que en la mayoría de la reproducción asistida, en una pareja hombre-mujer que recurrieran a un donante externo a la pareja, realmente tampoco conocería quién es el padre biológico; esto no es nuevo; sin embargo, “lo que añade de perversión aquí es que se acepta como normal y como saludable para el niño y como deseable el poder nacer a propósito en una unidad familiar en la cual no hay una figura paterna”.
Sobre la procreación sólo entre hombre y mujer como lo marca la Iglesia católica, insistió en que “no hace falta recurrir a un punto de vista cristiano, ya que desde el punto de vista humano, cualquier persona que piense de forma racional, entiende que es mejor para un niño nacer en una familia en que haya un padre o una madre a cualquier otro escenario posible”.