A través de un mensaje escrito, el Obispo de Torreón, Luis Martín Barraza Beltrán exhortó a la ciudadanía para que acuda a votar este domingo 18 de octubre, pues también se trata de un acto de fe.
«Ciertamente, las elecciones son un tema político, pero para nosotros los creyentes es antes un asunto de fe. El interés por acudir a las urnas a votar, como una forma de construir el bien común, antes que depender de la motivación política o ambiente democrático que haya, depende de nuestro compromiso con Dios».
Indicó que nunca será válida como excusa la apatía en la política, pues hay muchos intereses partidistas o personajes nuevos.
«Donde haya una oportunidad de buscar el bien del prójimo debemos aprovecharla, aunque haya sus limitaciones. El Papa Francisco nos dice que «la política es de las formas más elevadas del amor, porque lleva al bien común». De ahí que privarnos del derecho al voto, en los creyentes, da lugar al pecado de omisión. Porque se ponen en nuestra manos la salud, la educación, la seguridad de los hermanos, la oportunidad de promover las condiciones de una vida digna, a través de las autoridades a elegir, y no lo hacemos».
Indicó que si la fe no nos alcanza para el compromiso social, entonces, cada uno, deberá cuestionarse si es verdaderamente discípulo de Cristo.
«Y la Iglesia tendrá que replantearse su forma de evangelizar ya que no promueve el amor al prójimo en relación con sus hermanos, sino al prójimo en solitario. Cristo nos enseñó el amor que construye familia, comunidad, y resulta que uno de los aspectos fundamentales para que las personas alcancen su desarrollo pleno, es que vivamos unas relaciones sanas, justas, pacíficas con los demás».
Criticó que el abstencionismo más que un castigo para el sistema político es una pérdida para la fe que la seguimos reduciendo al ámbito de lo privado.
Aunado a eso, externó los puntos que para la Iglesia son fundamentales para que sus creyentes tomen una decisión.
«Unos criterios genéricos para elegir a los congresistas son: su preocupación por la justicia. Una justicia que no se contenta con dar a cada uno lo suyo, sino que tiende a crear entre los ciudadanos condiciones de igualdad en las oportunidades. Que estén dispuestos a promover leyes que respeten el derecho a la vida del ser humano, desde la concepción a la muerte natural, y defiendan la unidad e indisolubilidad de la familia».
Con información de Milenio/Luis Alberto López