Skolae, el sistema de adoctrinamiento de género y LGTBI de la escuela navarra llevado a cabo por el anterior gobierno nacionalista-socialista de Uxue Barkos y defendido por el actual de la socialista Chivite, ha sido definitivamente tumbado por la Justicia. Ya no cabe recurso alguno.
Este miércoles, el Tribunal Supremo acordó la inadmisión a trámite del recurso de casación preparado por el Gobierno de Navarra contra la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Navarra (TSJN) que ya anuló este sistema radical de adoctrinamiento en las escuelas.
Pero además contra esta resolución ya no cabe recurso e igualmente el Supremo impone costas procesales a la parte recurrente “hasta el límite cuantitativo máximo, por todos los conceptos, de 2.000 euros, más IVA si procede, a favor de la parte recurrida y opuesta al recurso”.
Cabe recordar que la sentencia del TSJN de junio de 2020 anulaba este programa educativo al dictaminar que se debería haber tramitado como un reglamento. Sin embargo, en aquel momento, el gobierno navarro anunció que recurriría al Supremo por lo que la sentencia no la consideraba firme y por tanto seguiría aplicando Skolae en las escuelas de la región. Ahora, el Supremo tumba definitivamente las pretensiones del ejecutivo autonómico.
Qué es Skolae
Skolae era el programa elaborado el gobierno navarro de Uxue Barkos para todos los centros educativos de la región tabto públicos, concertados o privados para niños y jóvenes de 0 a 18 años. En él se indican las pautas y qué se debe enseñar en los colegios en cada una de las etapas educativas: infantil, primaria, secundaria, así como en el Bachillerato y la Formación Profesional.
Un ideario que va de bebés a jóvenes de 18 años
En la práctica es un ideario de feminismo de extrema izquierda y de ideología de género llevada al extremo proponiendo incluso juegos eróticos entre niños de 0 a 6 años.
Las mujeres no son ciudadanas plenas
Para saber qué es lo que los niños navarros aprenderán en la escuela sólo hacía falta leerse el documento del programa Skolae, y poner algunos ejemplos.
“La estructura social actual niega a las mujeres la ciudadanía plena, y se siguen identificando pautas de socialización diferencial que las configuran como objeto de deseo y como objeto de servicio”, aseguraba el programa, que añadía que esta sociedad las limita el “proyecto vital, en el disfrute del tiempo propio y de la riqueza, en el acceso plano al mundo laboral y en la participación social”.
Skolae se refería a Navarra, una de las regiones más ricas y prósperas de España, y no a otras zonas del mundo como algunos países africanos o asiáticos donde sí existe todavía hoy una desigualdad real de la mujer.
Datos que desmontan la desigualdad
Rescatando algunas estadísticas oficiales, en 2017 había en la Universidad pública de Navarra, 13.030 estudiantes mujeres, y 11.537 hombres, es decir, el 53% de los universitarios de este centro eran de sexo femenino. En cuanto al fracaso escolar, la mujer no parece que viva esta desigualdad tan plena pues es mucho menor al de los hombres. Según el Ministerio de Educación, en 2016 un 22,1 de los estudiantes varones abandonaban sus estudios, mientras que entre el sexo femenino era del 15,1.
Igualmente, explicaba Navarra y el resto de Españ es víctima del “androcentrismo”. Los niños deberían sentirse culpables por el hecho de serlo, pues según este documento se trata de una forma dominante en la que “el hombre es el centro y medida de todas las cosas”. Agregaba el documento guía de Skokae que “es un enfoque sesgado de la realidad, ya que la cultura, el trabajo, la humanidad, e incluso las mujeres, se miden y se valoran en relación con los valores masculinos dominantes”. Igualmente recalcaba que “esta perspectiva se ha llevado a cabo sistemáticamente en todas las disciplinas, y ha supuesto la invisibilidad, desvalorización y sumisión de las mujeres en todos los ámbitos de la vida”.
El objetivo de criminalizar al hombre
Este programa educativo insistía en que “muchos de ellos (hombres) siguen depositando la centralidad de su propio proyecto vital en su ego laboral, en su desarrollo personal (no ajeno a privilegios heredados) y en la desresponsabilización de las tareas de cuidado y del ejemplo de corresponsabilidad necesario para la acción coeducadora”.
Si el feminismo radical era uno de los ejes de la educación de los niños, el otro era la ideología de género. Este programa educativo reconocía que “uno de los principales objetivos” es este. “Para ello –indica el texto– es fundamental abordar conceptos clave de la teoría de género: sistema sexo-género, socialización de género, roles y estereotipos de género, mandatos de género, identidad de género…”.
El adoctrinamiento sexual de los niños
Mucho de este trabajo se debería hacer de los 0 a los 6 años. Así por ejemplo, en infantil se trataría el “reconocimiento de la sexualidad infantil desde el nacimiento despenalizando el reconocimiento y la vivencia de dicha sexualidad en el ámbito de la escuela y la familia (curiosidad sexual, juegos eróticos infantiles…).
En esta etapa también se trabajaría contra “el uso sexista de los juguetes. Somos conscientes de la transmisión de estereotipos sexistas en el cuidado y en las tareas domésticas a través del análisis de la literatura infantil. Proponemos un cambio en los relatos, hacia la igualdad a través de los cuentos”.
El lobby LGTB en las escuelas
Además de mostrar los “diversos tipos de familia” y las variedades LGTB en todos los colegios se debería dar “voz y visibilizar a las familias compuestas por personas lesbianas, gays, transexuales y bisexuales. Visibilizar el movimiento LGTB entre el alumnado, fomentando actitudes de respeto y reconocimiento por su función social en el tema del reconocimiento de los derechos de todas las personas por su condición sexual”.
En Primaria además se insistiría aún más en hablar de “orientación sexual: homosexualidad, heterosexualidad y bisexualidad. Deseo sexual. Lgbtifobias”.
Pero además, otro elemento importante y transversal en la educación sería el de luchar contra el “amor romántico, como construcción social”. El gobierno navarro asegura que “en su reconstrucción burguesa, el amor romántico ha sido definido desde la heterosexualidad y sobre la base de una división de roles dentro de la pareja”, que en su opinión genera “mitos” como la “entrega total” o el “compatibilizar amor con sufrimiento”.