El «Sinodalismo» en la Iglesia provoca guerra contra un buen Cardenal.

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Los sectores radicalizados del «sinodalismo alemán» están desatados en todos los frentes, con una incidencia preocupante en la manifestación de una teología sacramental alejada del catolicismo, en particular respecto a la Eucaristía y el Sacerdocio.

Frente a esta deriva, el Cardenal Woelki de Colonia ha desempeñado una resistencia que impide al grupo de cabecillas de la Asamblea ir a la velocidad que hubiesen querido. Se mostraron muy dolidos, por ejemplo, cuando el Cardenal pidió a Roma que se pronunciase sobre la comunión de protestantes casados con católicos. Roma se pronunció y no dio la razón a los asamblearios.

En este contexto, en el último mes se ha intentado crear un estado de opinión en contra del Cardenal Woelki por una supuesta mala gestión en caso de abusos en su diócesis y que según los impulsores radicales de la Asamblea Sinodal está causando un aumento del abandono de católicos.

El cardenal Woelki ha sido criticado porque se negó a publicar los datos personales de un estudio independiente, encargado por él, sobre la posible responsabilidad de altos dignatarios de su arzobispado en abusos sexuales. Esta investigación, realizada por abogados de Múnich, se refiere a agresiones cometidas en su diócesis entre 1975 y 2018.

Como relata Die Tagestpot, la asamblea sinodal a principios de febrero finalmente apoyó la idea de que, indignados por la «confusión de Colonia», los católicos dieron la espalda a la iglesia en masa. El obispo de Mainz, Peter Kohlgraf, llegó a decir de que Colonia está anulando todo, y se ha convertido en el leitmotiv del debate durante semanas. Aunque según informó CNADeutsch el Vaticano confirmaba que la actuación de Woelki fue correcta.

Como afirma la periodista Regina Einig, la tesis de las renuncias masivas de católicos en la Arquidiócesis de Colonia no se sostienen con este único factor. Además de que los datos están sesgados:

Una muestra aleatoria de los tribunales locales dentro de la Arquidiócesis de Colonia muestra que el número de católicos que abandonan la iglesia en números absolutos en enero de este año cayó más drásticamente que el de cristianos protestantes en comparación con enero del año anterior. Si tiene en cuenta que algunos tribunales locales no pudieron procesar todas las consultas debido al COVID-19 y que los católicos dispuestos a renunciar están esperando una cita, la tesis de las renuncias masivas de católicos en la Arquidiócesis de Colonia no se puede corroborar en todo el país.

Colonia va mejor que otras diócesis

 

Lógicamente en la diócesis de Colonia hay más abandonos que en otras diócesis, fundamentalmente porque es la diócesis con más católicos de Alemania, pero con los datos actualizados hasta 2019 (los de 2020 no estarán disponibles hasta dentro de unos meses), se puede observar que respecto al número de católicos de la diócesis el porcentaje de «apostasías» es superior en diócesis como Berlin, Dresden, Hildesheim, Munich (Cardenal Marx) o Limburgo (Mons. Bätzing)

El «Frankfurter Allgemeinen Zeitung» (FAZ) se cuestiona el doble rasero con el Cardenal Woelki

 

Kath.net recoge el cuestionamiento de Christian Geyer, un conocido redactor del importante periódico alemán «Frankfurter Allgemeinen Zeitung» (FAZ), se pregunta por qué en Berlín no hay una crítica igual de vehemente respecto a la actitud esclarecedora de los abusos sexuales del arzobispado de Colonia. Pues también en Berlín se publicó un grueso informe de más de 600 páginas, del cual, sin embargo, no se publicaron 400 páginas de descripciones relacionadas con personas. En una entrevista con la emisora Domradio, de la arquidiócesis de Colonia, Geyer mencionó que ello ocurrió «por razones de protección a las personas involucradas».

Pese a ello, no hubo allí ninguna protesta eclesiástica ni secular. «Se le tolera al arzobispo de Berlín lo que se le reprocha al arzobispo de Colonia. Eso no es normal; eso despierta dudas». Considera sorprendente que no haya habido ninguna protesta al respecto. «Solo me llama la atención que haya un tratamiento público tan desigual. Woelki, como Koch, exige respetar los estándares del derecho de la persona, pero ambos lo hacen con efectos totalmente diferentes»: El periodista de FAZ, sin embargo, critica a Colonia, porque prometió un esclarecimiento lo más implacable posible, pero dos veces no lo proporcionó y la presentación fue un fracaso. «Todo esto, sin embargo, no cambia en nada la cuestión: que tanto en Berlín como en Colonia los resultados de los informes del peritaje se pusieron bajo llave, y este hecho se midió con dos raseros».

Por ello, para Geyer constituye un «chiste aparte», cuando el arzobispo Heiner Koch se presenta ante los medios y cándidamente declara que es «profundamente enojoso y profundamente hiriente» para las víctimas y para todos lo que están esperando, que su hermano obispo de Colonia haya puesto bajo llave el informe muniqués del peritaje por considerarlo no jurídicamente seguro y haya solicitado uno nuevo. «¿No se da cuenta el señor obispo Koch, que tiene rabo de paja?». El periodista de FAZ critica que incluso donde se demostró la responsabilidad política en casos de abusos sexuales, como con los obispos Bode, de Osnabrück, y Overbeck, de Essen, no hubo consecuencias. «En lugar de ello, la tensión se descarga en Woelki, que, si he entendido bien, no tiene ningún problema en considerar su renuncia si se le demostrase algo semejante».

Para Geyer, una posible renuncia de Woelki sentaría un precedente que, en Alemania, posibilitaría –y tambien forzaría– la renuncia de otros obispos. «Pues respecto a un tratamiento desigual, sería incoherente que un obispo permanezca en el cargo por un tipo de faltas por las cuales otro habría de irse». Para el periodista de FAZ, los obispos de Essen y Osnabrück, entonces, harían bien si se abstuvieran de criticar a Woelki. «Si no me equivoco, lo hacen. Que Koch, el obispo de Berlín, crea poder ignorar que tiene rabo de paja, tiene algo de estrambótico.

Para Geyer, la actitud del cardenal Marx no es «menos estrambótica» cuando cree poder conminar a Woelki a que minimice los daños, sin sacar él mismo consecuencias personales. Según Geyer, la información que brinda Wikipedia sostiene que Marx, cuando fue obispo de Trier en el año 2006, omitió investigar un caso de abuso sexual por parte de un sacerdote diocesano de Trier: «Ni el sacerdote acusado ni la víctima fueron escuchados por él. En el año 2019 manifestó, a través de su vocero, que su omisión lo atormentaba mucho y que hoy actuaría de manera diferente». Geyer se pregunta si reconocerse «atormentado» es, a la larga, suficiente.

Luego, el periodista recordó que siendo obispo de Trier, Marx trabajó varios años con Bätzing, que en aquel entonces era el rector del seminario de Trier. «¿Es posible que siendo rector no se hubiera enterado de los ocultamientos de abusos sexuales cometidos por sacerdotes? Así, pues, una pregunta implica la otra. Esto es absolutamente inevitable y podría significar un giro en todo el episcopado alemán, del cual no pocos dicen que se debería haber dado ya hace tiempo». Geyer concluye que, «con este trasfondo, queda claro que no hay que fijar la mirada en Woelki».

 

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