El reto de confiar en Dios, o agonizar desesperando

Psic. Octavio Escobar
Psic. Octavio Escobar

Dicen que las palabras se las lleva el viento y que son nuestros hechos o acciones las que nos definen como personas. Muchas veces decimos ser buenos, honestos o generosos, pero a su vez, de manera inconsciente, somos soberbios, despectivos, envidiosos o de mal carácter. Nos encontramos juzgando a otras personas y no nos damos cuenta que nuestras actitudes no acompañan a nuestras palabras.

Es así como los católicos caemos en el vicio de creernos “buenos”. Sentimos que no pecamos y esa soberbia nos hace creernos mejores personas que los demás. Tristemente tenemos la vista nublada y no vemos las cosas que hacemos mal ni las buenas que dejamos de hacer.

Esta falta de consciencia, en ocasiones nos convierte en los “dueños de la verdad” respecto a temas de fe y moral, que en ocasiones no ponemos en práctica. Por eso hoy quiero invitarte a tomar acción y a que hagas consciente el reto de confiar en Dios y no en ti mismo. 

El reto de confiar en Dios

¿Alguna vez le diste consejo a un amigo y sentiste que no te escuchó a pesar de haberle dado la solución a sus problemas?

¡Lo mismo nos ocurre a nosotros! Ya sabemos lo que tenemos que hacer, en especial respecto a nuestra fe, pero nos cuesta ejecutar las pequeñas tareas que nos llevan a progresar. 

Los cristianos sabemos el poder de la adoración, la Eucaristía, el rosario y el ayuno. Sin embargo, seguimos preguntándonos qué hacer cuando tenemos un problema. La razón por la que nos cuesta tanto implementar nuestros propios consejos principalmente se debe a la cantidad de esfuerzo que le implica a nuestro cerebro, hacer cambios por sí solo en nuestra conducta. 

¿Cómo luchar contra nuestro propio cerebro?

Si comprendemos que para luchar contra nuestras emociones o pensamientos necesitamos hacer esfuerzos sobrehumanos, la forma de ganarle a nuestro inconsciente es a través de la Gracia sobrehumana que Dios nos da. 

Solo un poder sobrehumano puede ganarle a nuestro poder humano. Es sobre esta premisa que debemos comprender que Dios es la única fuerza capaz de derrotar las paredes que nos limitan o nos hacen quedarnos en la mediocridad. 

Luchar con nuestras fuerzas es intentar arrastrarnos a nosotros mismos cuando no podemos caminar. Mientras que pedirle a Dios Su Gracia para que sea Él quien actúe en nosotros, es como tener un carruaje que nos tira hacia donde queremos ir. 

Por eso hoy quiero invitarte a que tomes acción y le entregues a Dios las riendas del carruaje de tu vida. Cambiar no es algo que puedes lograr tú solo, por eso debes pedirle a Dios la Gracia de que toque tu vida hoy. 

Si quieres aprender a entregarle todo a Dios para avanzar en todos los aspectos de tu vida, te invito personalmente a que tomes acción e inicies un proceso de sanación de 30 semanas, con el Diplomado en Sanación Interior.

Escríbeme ahora mismo al WhatsApp +571 580 6849 o haz clic en octavioescobar.org para conocer más y da el primer paso para que Dios obre en ti y puedas confiar plenamente en él. 

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Psicólogo Clínico de Colombia