El Primado de toda Irlanda, Mons. Eamon Martin, acusó ayer al gobierno irlandés de comunicar de forma «groseramente irrespetuosa» que los bautismos, las primeras comuniones y las confirmaciones debían retrasarse debido al COVID-19.
El arzobispo Eamon Martin declaró en el programa News at One de RTÉ Radio 1 que la decisión del gobierno suponía un «giro completo» respecto a su posición anterior.
Dijo que la Iglesia había recibido una carta de la oficina del Taoiseach (primer ministro irlandés) el mes pasado en la que se indicaba que las ceremonias podrían celebrarse en julio:
«Nos han llovido las llamadas de las parroquias y sé que los sacerdotes y otras personas se han sentido muy decepcionados por este cambio en la postura que nos comunicó la oficina del Taoiseach desde principios de junio, en la que se decía que, de acuerdo con la reapertura gradual de la sociedad a partir del 5 de julio, estas ceremonias podrían tener lugar».
La República de Irlanda, un país de 4,9 millones de habitantes, ha registrado 272.784 casos de coronavirus y 5.000 muertes relacionadas hasta el 2 de julio, según el Centro de Recursos de Coronavirus de Johns Hopkins.
Las autoridades sanitarias creen que Irlanda se encuentra al principio de una cuarta oleada de COVID-19 impulsada por la variante Delta detectada por primera vez en la India.
El gobierno irlandés ha sido uno de los más restrictivos del mundo, si no el que más, al atentar radicalmente contra la libertad de culto con la excusa de la pandemia.
Mons. Martin, arzobispo de Armagh, dijo que se oponía a la forma en que se hizo público el retraso. Señaló que el Tánaiste (viceprimer ministro) Leo Varadkar había dicho a los periodistas el 29 de junio que las parroquias no podrían proceder a las ceremonias después del 5 de julio. «Están fuera, por desgracia», dijo Varadkar.
Martin comentó: «Un tuit de un periodista y el Tánaiste diciendo despectivamente: ‘Oh, están canceladas’. Así fue como se nos comunicó el cambio de postura. La forma de comunicación, en este caso, fue groseramente irrespetuosa y estamos extremadamente decepcionados».
Según RTÉ, un comunicado emitido en nombre de Varadkar respondía a las críticas:
«El Tánaiste es muy consciente de la importancia de estas cuestiones. Ha dado una respuesta oficial a una pregunta en una rueda de prensa. No fue un comentario improvisado como se ha sugerido. Desgraciadamente, el consejo de salud pública de nuestros médicos y científicos es que las personas que no están vacunadas deben evitar mezclarse en el interior. Puede ser que el gobierno podría haber comunicado esto de manera más efectiva».
El arzobispo dijo que las parroquias se habían preparado para celebrar las ceremonias «con sumo cuidado», siguiendo las orientaciones sanitarias y limitando la asistencia.
Críticas sobre la restricción del culto durante toda la pandemia
Martin ha criticado anteriormente el enfoque del gobierno sobre el culto público durante la crisis del coronavirus.
En abril, acusó a los funcionarios de introducir nuevas regulaciones «draconianas» sobre el culto público «de manera clandestina».
Si bien el culto público se suspendió en la República de Irlanda a finales de 2020 como medida de seguridad para evitar la propagación del virus, las nuevas regulaciones criminalizan efectivamente la Misa con fieles. Es decir, se considera un delito.
Tras reunirse con el ministro de Sanidad irlandés, Martin subrayó que la labor pastoral de los sacerdotes debería «considerarse esencial, en lugar de ser objeto de una sanción penal» en medio de la pandemia.
La larga espera de los católicos irlandeses para volver a celebrar misas públicas terminó el 10 de mayo. Una actualización en el sitio web del gobierno irlandés decía:
«Se aconseja que las ceremonias religiosas como los bautismos, las primeras comuniones y las confirmaciones no tengan lugar en este momento. Se darán más consejos sobre la reanudación de estas ceremonias cuando sea seguro hacerlo».
CNA/InfoCatólica.